Lun. Jun 23rd, 2025

Madres buscadoras, las que transforman su dolor en acción

Las mujeres de Colima, armadas con palas, varillas, fotografías y esperanza, siguen resistiendo. (Foto de Yensuni López)

En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo, es imperativo reconocer el papel fundamental que las mujeres han desempeñado en la lucha por la justicia, equidad y dignidad. En México, muchas mujeres han tenido que asumir un rol aún más doloroso: el de buscar a sus seres queridos desaparecidos en un país marcado por la violencia y la impunidad.

México enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes en materia de desapariciones. Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (Rnpdno), al 21 de enero de 2025, hay 121,415 personas desaparecidas, de las cuales 27,713 son mujeres y 93,267 son hombres. Además, 435 personas no tienen identificado su sexo. Lo más alarmante es que la mayoría de las desapariciones afectan a jóvenes: hombres entre 15 y 29 años y mujeres entre 15 y 20 años.

En Colima, la cifra oficial es de 1,343 personas desaparecidas, con 329 mujeres y 1,012 hombres. Aquí, las y los jóvenes también son los más afectados: hombres entre 15 y 24 años y mujeres entre 15 y 19 años. Esas cifras, aunque impactantes, son apenas la “punta del iceberg”, ya que muchas desapariciones no se denuncian por miedo a represalias o desconfianza en las autoridades.

Actualmente, 40 personas desaparecen cada día en México y las juventudes son las más amenazadas. Blanca, integrante del Colectivo Red Desaparecidos Colima, lo resume con crudeza: “Los jóvenes son los más vulnerables, los que más desaparecen en nuestro estado y en todo el país. Hay que ver con quién nos contactamos en las redes, a quién le damos información de nosotros y nuestra familia”.

Desapariciones “voluntarias”

Candelaria Huerta Pizano, integrante del Colectivo Solidario, comparte un testimonio doloroso sobre la falta de recursos y la saturación del sistema. “La Fiscalía y la medicina forense están rebasadas. Lo vivimos, no nos lo cuentan. Faltan forenses, son los mismos que van a un accidente, a un levantamiento de muerte natural y a las fosas clandestinas con nosotros”, afirma.

Huerta Pizano denuncia que los expedientes están saturados y que no hay personal suficiente para dar seguimiento a los casos. “Mi expediente ya va para 7 años, y no hay línea. No saben por qué ni por dónde ni qué fue la causa de que mi hijo se haya ausentado. Y así son muchos”, relata. Además, critica que, en lugar de aumentar el personal, las autoridades han incrementado la carga de trabajo, lo que ha generado un colapso en el sistema.

En Colima, el 70% de las desapariciones son consideradas “voluntarias”, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública. Esa categoría es engañosa. Muchos y muchas jóvenes, especialmente adolescentes, deciden abandonar sus hogares debido a la violencia intrafamiliar, un problema que ubica a Colima en el primer lugar nacional en ese rubro.

Carmen Sepúlveda, del Colectivo Red Desaparecidos Colima, explica: “Hay una relación estrecha entre la violencia familiar y las desapariciones voluntarias de los adolescentes. Muchos se van huyendo de algo que está pasando en su casa, pero afuera enfrentan situaciones aún más peligrosas”. Sepúlveda enfatiza la importancia de abordar los conflictos familiares de manera no violenta para prevenir que los jóvenes caigan en redes de explotación o tráfico.

Un caso emblemático es el de una niña de 15 años que dejó un mensaje a su madre: “Mamá, te quiero mucho, no me busques, voy a estar bien”. La joven fue engañada por un supuesto novio (de redes) que se la llevó con la intención de venderla. Gracias a la intervención del colectivo y las redes sociales, la menor fue rescatada a tiempo. Ese caso ilustra cómo las “desapariciones voluntarias” pueden ser en realidad el resultado de engaños y violencia.

Las madres buscadoras se han convertido en un símbolo de resistencia y amor incondicional. Cargando mochilas con herramientas de búsqueda, fotografías de sus seres queridos y sus medicamentos para sobrellevar el desgaste físico y emocional, estas mujeres recorren el país en busca de respuestas. Blanca recalca: “En la mochila cargas muchas cosas: el dolor, la tristeza, la pesadez de no saber dónde está tu familiar. Pero también llevas la esperanza de encontrarlos con vida”.

Su labor no solo implica excavar fosas clandestinas, sino también enfrentar la indiferencia de las autoridades y la revictimización. A pesar de los obstáculos, han logrado recuperar más de 2 mil personas, tanto vivas como fallecidas, demostrando que su lucha no es en vano.

Recorriendo las escuelas

Conscientes de que la prevención es clave para evitar más desapariciones, esas mujeres han llevado su mensaje a las escuelas secundarias de Tecomán. Con el objetivo de concientizar a las y los adolescentes sobre los riesgos que enfrentan, comparten sus testimonios y experiencias en las aulas, buscando incidir en la prevención y evitar que más jóvenes caigan en las redes de la desaparición.

Blanca, insiste: “La intención de visitar a los adolescentes es que conozcan nuestro testimonio. Muchos tienen un familiar, un amigo o un conocido desaparecido. Queremos que vean la realidad y sepan que son los más vulnerables”. Durante esas visitas, las madres buscadoras hablan sobre los peligros de las redes sociales, la importancia de no compartir información personal y la necesidad de tener confianza en la familia y los maestros.

Carmen Sepúlveda agrega: “Les decimos que no tengan miedo de denunciar, que es más difícil cargar con una mochila de dolor toda la vida. Queremos evitar que más madres tengan que pasar por lo que nosotras vivimos”. Esas charlas no solo buscan informar, sino también generar un cambio en la mentalidad de los jóvenes, fomentando la prevención y la solidaridad.

Carmen Sepúlveda es clara; primero, no poner datos personales en las fichas de búsqueda: “Por favor, no pongan sus números personales en las fichas que hagan. No lo pongan porque esto les ocasiona que les pidan dinero o inclusive citarlos en un lugar y a lo mejor hasta llevarse a otro familiar. Pongan en la ficha el nombre del desaparecido, es muy importante que no pongan su número de teléfono, ni domicilio ni nada”.

Denunciar, aunque sea en los colectivos: “Si ustedes deciden que alguna persona del colectivo las acompañe, pues se hace, sin cobrar un cinco, porque nosotros no cobramos. Nosotros lo que hacemos es por buscar a nuestros desaparecidos, a nuestros hijos, a nuestros familiares”.

Carmen Sepúlveda enfatiza: “Las denuncias se tienen que hacer inmediatas. Si tu familiar sale de trabajar a las 3 de la tarde y llega siempre a las 4 de la tarde a tu casa, y son las 4 y no llega, no te contesta, ya lo fuiste a buscar y no lo encuentras de ningún lado, por favor, inmediatamente acudan a Fiscalía a poner su denuncia”.

Camino a la justicia

Sepúlveda afirma que “hay muchas personas que no ponen denuncia, pero quieren encontrar a su familiar. Pueden ir a la Fiscalía a donar su muestra de ADN y dejar un número telefónico, con eso le avisarían si su familiar es encontrado desafortunadamente fallecido, pero ya lo encontraste”.

Recalcó que el protocolo de las 72 horas ya no existe: “Anteriormente estaba el protocolo de 72 horas para hacer una denuncia y éste ya no está, ya es obsoleto. Las denuncias se tienen que hacer inmediatas”.

De igual manera, afirma que nadie debe cobrar por compartir la ficha de un familiar desaparecido: “Es muy importante que sepan que todo lo que se haga, tanto en la Fiscalía como comisión y con los colectivos, es gratuito. Nadie tiene que cobrar un peso por lo que se vaya a hacer, absolutamente nadie, todo es gratuito. Quien te diga: ‘Te voy a cobrar por subirlo a las redes sociales’, es mentira. Compartir y subir no cuesta, nadie debe lucrar con el dolor”.

En el Día Internacional de la Mujer, es crucial visibilizar la lucha de las madres buscadoras y de todas las mujeres que enfrentan la violencia y la impunidad en México. Las cifras de desapariciones, el testimonio de Candelaria Huerta Pizano, la vinculación entre violencia intrafamiliar y desapariciones, y el esfuerzo de las madres por prevenir más desapariciones a través de la concientización en las escuelas, son un llamado social urgente.

Ellas coinciden: urge fortalecer las instituciones, aumentar los recursos forenses, abordar la violencia familiar desde sus raíces y apoyar iniciativas de prevención. Las mujeres de Colima, armadas con palas, varillas, fotografías y esperanza, siguen resistiendo. Son la cara de las mujeres que con su lucha hacen un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el amor y la determinación pueden ser un camino hacia la justicia.

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