Por Jairo Mejía
El presidente estadounidense, Donald Trump, fue recibido con todo el lujo y la hospitalidad de Arabia Saudita, Catar y Emiratos Árabes Unidos (EAU), y regresa “encantado” y con varios “billones de dólares” en promesas de negocio para empresas estadounidenses, pero con crecientes reticencias en Israel por sus acuerdos militares y sin avances en la negociación con Irán.
La acogida que le dispensaron los príncipes, emires y líderes del Golfo dejó prendado a Trump, quien dijo que esta era una “cultura maravillosa” y se quedó deslumbrado por los suntuosos palacios emiratíes y su “perfecto” uso del mármol blanco, los grandes salones y las guardias de honor beduinas con camellos y engalanados caballos árabes.
En el bolsillo, el mandatario se llevó “entre 3 billones y medio a 4 billones” en acuerdos comerciales, algunos de los cuales necesitarán hasta una década para materializarse por completo, mientras que otros, como la compra de aviones comerciales Boeing por parte de Qatar y Etihad Airways o la venta de armas y tecnología de defensa tienen horizontes más claros.
El desglose de billones
De esos montantes, los 1.4 billones de dólares en inversión el semiconductores, manufactura e inteligencia artificial para los próximos 10 años por parte de EAU son parte de un acuerdo ya anunciado por su presidente, Mohamed bin Zayed al Nahyan, en marzo, pero que ahora toman un cariz más serio, con la presentación a Trump y al consejero delegado de Nvidia, Jensen Huang, del mayor campus de IA del Mundo fuera de EUA.
En Arabia Saudita, Trump hizo gala de su capacidad de “vender Estados Unidos; de ser el animador de mi país” con un gran foro de empresarios, al que asistieron los jefes de los fondos soberanos de la gran nación petrolera y los consejeros delegados de lo más granado de las empresas de Wall Street, incluidos Elon Musk (Tesla y hombre de confianza del presidente), Larry Fink (Black Rock) o Sam Altman (OpenAI).
De aquel encuentro en Riad salieron 600 mil millones de dólares en acuerdos, incluido uno histórico en defensa por valor de 142 mil millones de dólares, “el mayor acuerdo de cooperación jamás acordado” por Washington, según la Casa Blanca.
Bin Salmán, que no se separó de Trump en todo su viaje y le dispensó unos honores dignos de un monarca, lleva años interesado en obtener autorización para comprar cazas avanzados F-35, que en la región solo Israel usa en su fuerza aérea.
Precisamente, en Israel, que no estaba incluido como parada en esta maratoniana primera gira internacional del segundo mandato de Trump, algunas voces mostraron nerviosismo por el nuevo giro proárabe del presidente republicano, dudas que el mandatario quiso despejar.
Camino de Doha aseguró que este acercamiento “es bueno para Israel tener las relaciones que tengo con estos países. Esencialmente con todo Oriente Medio y creo que eso es bueno para Israel”.
Hacer tratos y no la guerra
Uno de los hitos de esta gira en materia de política exterior fue la primera reunión con el presidente interino sirio, Ahmed al Sharaa, y el levantamiento de sanciones a Siria para que “vuelva a brillar”, pese a que no hace mucho el exyihadista era considerado terrorista por Estados Unidos.
Trump telegrafió a Teherán que el camino de normalizar la relaciones es bueno para todos y que su prioridad es “hacer tratos comerciales y no la guerra” y olvidar los tiempos en que Washington aspiraba a “construir naciones”.
Para que eso ocurra, Trump les extendió una “rama de olivo” e insistió en varias ocasiones que Irán debía firma “inmediatamente” un acuerdo que garantice que nunca tendrán acceso a un arma nuclear y recordó hoy mismo que hay una propuesta firme sobre la mesa sobre la que se tienen que pronunciar si no quieren “irse a la banca…
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