ARTÍCULO: Deja De Ser Esclavo De Las Expectativas

Por Mtra. Ruth Holtz*
Mucha gente se desvive cumpliendo las expectativas de alguien más. Una gran parte del sufrimiento que presentan las personas que consultan en una psicoterapia es el de “haber fallado a las expectativas de alguien o de sí mismos” y, es que las relaciones con los demás tiene mucho peso en la autoestima y la percepción que uno tiene de sí mismo. Muchos individuos se miden en función de responder a lo que sus seres queridos esperan de ellos, lo que es muy estresante y puede generar muchos conflictos dentro de la persona. “Si no damos el ancho” a lo que otro espera podría romperse el vínculo, cuestionarse el lugar que ocupamos para alguien o podríamos ser acusados de no cumplir con lo que ofrecimos en algún momento. Frustración es la que sienten los que no alcanzan a satisfacer las expectativas de los demás, y estos pueden sentirse decepcionados porque no correspondimos a lo que esperaban. El amor es un asunto complejo que muchas veces involucra compromisos: “lo que se espera de alguien”.
En la psicoterapia Gestalt, es famosa la oración de Perls como antídoto de la esclavitud que podemos llegar a desarrollar en torno de lo que se espera de nosotros, de esas expectativas. Pues ciertamente nos pueden atrapar hasta acabar con nuestro ser auténtico. La oración dice así en una versión resumida: “Yo soy yo, tú eres tú. Yo no nací para cumplir tus expectativas. Tú no naciste para cumplir las mías. Si coincidimos qué bueno y si no, ni modo”.
Si bien podemos considerarla drástica, pues es inevitable esperar algo de alguien o al menos comprometernos en algún sentido, nunca debe ser anulando el ser auténtico del otro ni volviéndolo un esclavo de cumplir todos nuestros caprichos sólo porque nos ama, u obligarnos a cumplir todo lo que espera aquella persona que amamos. Y no sólo se trata de pareja. Muchas veces vivimos cumpliendo las expectativas de nuestros padres, de aquellas personas que idealizamos o que nos han idealizado. Queremos cumplir con ese ideal que ponderan. Pero nuestra vida es más amplia, nuestro camino es personal y no podemos comprometer lo que verdaderamente somos y sujetarnos al deseo del otro sin anularnos, cosificarnos o sufrir. Por eso debemos reconsiderar nuestras expectativas en psicoterapia, establecer nuestras prioridades y nunca atentar con el don más grande: ser gozosamente libres, primeramente, realizando nuestros propios deseos. Si sufres por las expectativas que se tiene sobre ti, asiste a psicoterapia pues no naciste para ser esclavo de nadie.
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