ARTÍCULO: La psicoterapia como herramienta para crecer

Por Mtra. Ruth Holtz*
Este tema parte de una pregunta básica “¿qué es la psicoterapia?”. La verdad que, con tantos psicoterapeutas, psicólogos, psiquiatras, coaches y hasta facilitadores, las personas pueden sentirse perdidas en un mar de opciones. Hay varias respuestas dependiendo desde qué punto de vista lo vemos. Si es desde el interés de los estudiosos del área, las diferencias vienen por qué, parte del ser humano enfocan y cómo lo conceptúan. Si es del interés de las personas que la ocupan, entonces depende de su problema o trastorno, de su manera de ser y de su disponibilidad a cambiar. De todos modos las respuestas se correlacionan pues quizá un enfoque sea más adecuado a cierta persona por su padecimiento que otro. Pero también hay enfoques limitados y se necesita complementar.
Quizá otra pregunta clave sea ¿a qué viene uno a psicoterapia? Y por supuesto depende del profesional, lo qué ofrece, y de la persona, qué busca.
De entrada, podemos decir que la psicoterapia es diferente de la psicología, pues esta sólo es una base académica que se limita al estudio de la psique como sea que cada autor la conceptúe, pero no ofrece un método de abordaje clínico. La psicoterapia es ese método de abordaje. La psiquiatría ofrece un apoyo farmacológico que es limitado para las personas “normales” de las que ya padecen patologías o trastornos, pues como ya no cuentan con la colaboración de la persona y rebasan su capacidad, deben ser controlados con medicamentos. Les nombran “enfermos mentales”. Los coaches son acompañantes en procesos de apoyo reflexivo y para despertar conciencia. Pero no tienen una preparación para un abordaje profundo del sufrimiento de alguien.
La psicoterapia no es mejor ni peor que los métodos anteriores. Todo depende de qué necesitamos. En sus inicios la psicoterapia estaba todavía demasiado pegada a la medicina, de manera que enfocaba a sus clientes como “pacientes”, y a sus problemas como “enfermedades” y al objetivo de la psicoterapia la “cura”. Con el tiempo, esta disciplina ha ido más allá de un estado de enfermedad o locura a otra conceptualización de los problemas de vida de sus consultantes. La psicoterapia se ha diversificado dependiendo de cómo conceptúa al ser humano, a sus padecimientos y la forma de enfrentarlos, resolverlos o integrarlos.
La psicoterapia que nosotros ofrecemos es para crecer como personas, para aliviar el sufrimiento, para conocernos mejor y para dejar el pasado atrás, ese que estorba a nuestro presente y futuro. Ya no se trata de enfermedad, de locura, ni tampoco de curación. Los problemas de la vida no son enfermedades y la necesidad de conocernos a nosotros mismos para vivir mejor no es una forma de curar la enfermedad. Este ha sido un mito que ha perjudicado mucho porque entonces la gente ha pretendido dejar en manos de otros su vida, cuando las elecciones libres son un privilegio de ser seres humanos. Por eso no podemos hacer de la psicoterapia un espacio para recibir consejos. Un psicoterapeuta no debe inclinar la balanza según su propia opinión sobre qué debe o no debe hacer alguien en una situación precisa. El psicoterapeuta no es un gurú o especie de sabio que nos pueda decir qué hacer en los dilemas de nuestra vida. En la psicoterapia venimos a trabajar para conocernos, crear una relación con nosotros mismos sin engaños y “limpiar” de nuestro mundo interior y de nuestro cuerpo lo que ha bloqueado el crecimiento, la vida armónica y libre de sufrimiento inútil. Y entonces nosotros mismos tendremos la libertad para elegir con inteligencia y con otros puntos de vista para que nuestro criterio se amplíe y desarrollemos mejor discernimiento para decidir lo mejor para uno mismo y de la influencia que ejerzamos en los que nos rodean o dependen de nosotros.
* Psicoterapeuta
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