COLUMNA: Aquí comienza…

Por Nican Ompehua
Se tituló: “El Moralete. Un barrio relativamente nuevo pero a la vez muy antiguo”. Sí, esa fue una presentación de la historia de ese barrio colimense, efectuada el 17 de marzo de 2022, teniendo como escenario el Archivo General del Estado de Colima y auspiciado por la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, A. C., como parte del programa “Charlas colimotas 2022”.
Para empezar se comentó que Moralete es un árbol raro, descrito por cuatro personas distintas, como el papelillo blanco y de esta manera: Tronco amarillento, corteza delgada de color blanco, que se descascara espontáneamente, como la del papelillo rojo –o Cuajiote- de los que hay muchos en el Parque metropolitano; también dijeron que la madera es muy dura y que si se quema la flama es azul, no roja. Alguien dijo que se usa para amarrar los alambres de las cercas en los potreros. Una persona recomendó buscarlo en Los Asmoles pero allí no hay ninguno. Un habitante del lugar sugirió buscarlo en los cerros, aunque dijo que no es frecuente de ver. Coincide con el Papelillo Blanco (Brusera Microphilia)
Sería tal vez que por raro se volvió emblemático. Resulta que desde que los conquistadores españoles arrebataron las tierras a los indígenas, surgió la hacienda La Estancia, que era enorme, como de 4000 hectáreas abarcando El Trapiche, San Joaquín y San Jerónimo (hoy Cuauhtémoc), pero muy cerca de Colima. Por donde ahora es la colonia Nuevo Milenio había un pozo profundo que contaba con su noria para sacar el agua; algunos trabajadores de la hacienda vivían en su derredor, en casitas de paja que se quemaban con frecuencia. Identificaban el lugar por un árbol que estaba cerca de modo que se decía: “Allá, por El Moralete”.
Para salir rumbo a la ciudad había que pasar una puerta de golpe y caminar por veredas hasta por donde ahora es la calle Núñez Buenrostro, por donde había unas bodegas receptoras de grano.
Había por ahí unas lomitas, cerca de la vía del ferrocarril, en las cuales se decidió construir otra bodega. La maquinaria topó con una cueva y el propietario avisó a la autoridad municipal que visitó el lugar y encontró que se trataba de cinco tumbas prehispánicas (exploradas por el INBA), Dos muy antiguas, datadas por el siglo I y las otras tres del siglo IX. Una había sido saqueada y reutilizada, como se observó al datar los hallazgos, y otra, mayor, tenía importante ofrenda lo que indicó pertenecería a algún personaje del pasado. Eran tumbas tanto de tiro como de escalera (se sugiere visitar el museo de historia –en el centro- y la zona arqueológica de La Campana).
El día 8 de mayo de 1034, se expidió un decreto presidencial constituyendo el Ejido Francisco I Madero, en 593 hectáreas de esa zona, adjudicándolas a 45 campesinos. Entonces se construyó la Casa Ejidal de El Moralete.
El primer comisario ejidal consiguió que el Ayuntamiento de Colima, arreglara una calle que conectara con la Madero y facilitara la conectividad. Se logró pero fue camino de terracería. También logró que el terreno fuera lotificado con manzanas de cuatro lotes. No obstante, el barrio continuó siendo rústico con huizaches y yerba crecida lo que obligaba a transitar por veredas.
Estando aislado el barrio de El Moralete, los vecinos construyeron una zanja guarda ganado, con puente peatonal de troncos y un falsete para evitar la fuga de animales.
De cualquier modo los habitantes trabajaban entusiasmados para acomodar su pueblo: así improvisaron una escuela con dos aulas situadas debajo de un huamúchil y con asientos de piedra. Una capilla de tablas con techo de láminas de cartón aceitado, de esas negras; acomodaban otros tablones en un predio grande en donde se reunían a conversar, hacían jaripeos y hasta bailes -en época de la feria, con reina y todo-; una cancha de futbol, sin pasto, para que jugaran los jóvenes y para que los papás asistieran a verlos.
En 1972 se expropió un terreno a nombre de Almacenes Generales de Depósito. En 1977, la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra, de la Secretaría de la Reforma Agraria, organizó la situación. Se construyó un templo católico, la escuela, consultorio médico, el jardín y el mercado José Juárez Martínez.
Otro aspecto de interés fue el surgimiento de la colonia de Los Trabajadores -parte de El Moralete- por iniciativa de oportunistas que invadieron y construyeron casas de cartón fundando “Cartonlandia” el 10 de enero de 1979. La gobernadora Griselda Álvarez Ponce de León resolvió el problema regularizando a algunos y reubicando a otros.
Ahora El Moralete tiene instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad, el Archivo General Agrario, el deportivo “Francisco Brun Ramos”, comercios con paneles de energía solar, farmacia pizzería y cremería de grandes cadenas, restaurantes prestigiados, compañías de transportación de personal y carga en gran escala, etc., en fin: El Moralete, tan antiguo, se ha modernizado ya.
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