Opinión

COLUMNA Cotidianidad

El vacío

Por Karla Aliset Morfin Arredondo

Porque donde hay vicios hay vacíos; las emociones no se beben, las emociones no se fuman, las emociones no se comen, las emociones no se compran, las emociones no se juegan; las emociones se expresan, se dicen, se experimentan, se procesan.

Cuando te cansas emocionalmente, empiezas a comportarte de otra manera. Cuando algo te está doliendo, lo demuestras ya sea con un mal carácter, dormir mucho, no dormir, tomar demasiado o directamente no salir. Y eso es lo peor porque sientes que nunca termina.

Cuando dejes de temer a tus vacíos, ya no sentirás el impulso de llenarlos con cualquier cosa. Los vacíos no se curan con objetos, personas o cosas, la única forma de llenarlos es poniendo foco en quien en verdad importa “tú”.

Para que llegue lo nuevo, hemos de darle espacio sacando lo viejo; vaciar todo lo que ya no vibre contigo, con quién eres.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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