COLUMNA: Escaparate Político

Por Amador Contreras Torres
Segunda de 2 partes
EL MENSAJE. Decíamos ayer que el presidente Andrés Manuel López Obrador arremetió contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), por haber declarado en suspensión, por tiempo indefinido y hasta nuevo aviso el Plan B en materia electoral. En este sentido, el presidente López Obrador ahora dice que tiene un Plan C ante el freno de la Corte: “Ni un voto para el conservadurismo”. Aseguró que el freno al Plan B no fue un tema jurídico sino político y mercantil y arremetió contra el ministro Laynez: “Se extralimitó”. En esta tesitura, es oportuno destacar que ante el freno que desde la Corte se determinó sobre el Plan B a la reforma electoral, Andrés Manuel López Obrador aseguró que ahora viene “el Plan C”, que no es otra cosa que un llamado a no votar por “los conservadores”, como refiere al grupo opositor. “Hay un Plan C, que no estén pensando que ya se terminó todo”, dijo el presidente durante su conferencia de este lunes (27). Cuestionado sobre cuál sería éste, señaló: “Pues que no se vote por el bloque conservador para que siga la transformación, ni un voto a los conservadores. Ese es el Plan C y ya lo aplicamos en el 2018”. Como antecedente es oportuno señalar que el viernes por la tarde se dio a conocer que el ministro Javier Laynez aceptó el trámite de controversia presentada por el Instituto Nacional Electoral (INE) contra esta iniciativa, con lo que le puso un freno indeterminado para su aplicación. En respuesta, la Consejería Jurídica del gobierno anunció que impugnará la decisión, acusando que la acción fue extraordinaria y no es constitucional. AMLO acusa a ministros de la SCJN, de rechazar el Plan B para proteger su sueldo y va por la impugnación. EXCESOS. En esta línea de pensamiento político y de argumentos para ir contra el veredicto de la justicia federal, el presidente continúo con la misma línea este lunes, en su conferencia matutina y aseguró que el ministro Laynez “se extralimitó, se excedió y se convierte, en los hechos, en el poder legislativo, porque la decisión que tomaron Diputados y Senadores la anula”. Además, acusó que “la mayoría sabe que no es un asunto jurídico, sino político y diría que mercantil, porque no quieren ni siquiera que se apruebe la ley o se declare constitucional”. En su tesis, el objetivo es que no se reduzcan los sueldos de los altos funcionarios del INE, que tiempo atrás interpusieron un amparo para que su sueldo no sea menor que el del presidente, como se determinó constitucionalmente a partir de esta administración. “Son las resistencias porque quieren la democracia a su manera, y la democracia a su manera no es democracia, es oligarquía, quieren una fachada”, lanzó el primer mandatario que está enojado por este revés jurídico que emitió la SCJN, pero que el presidente atribuye al bloque de conservadores y neoliberales “neo porfiristas” que gobernaron el país desde 1982 con la llegada al poder de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas y que concluyó hasta el sexenio de Peña Nieto en el 2018, un largo ciclo de 36 años, en que el país dio un viraje a la derecha. Ahora el viraje es a la izquierda, pero la crítica de la oposición es que el país es un desastre en todos los rubros y hay más pobres y hay más corrupción que antes que gobernaba la derecha. Es un debate de fondo, que está en las alturas del poder y de las oligarquías, pero también está en la calle, en la plaza pública y en las mesas de los hogares y en los bolsillos de los mexicanos. El debate es sí ahora estamos mejor, la canasta básica es accesible para las familias mexicanas; si México es un país mejor, más igualitario con oportunidades de desarrollo para todos; o por el contrario, en palabras de Germán Dehesa: “estábamos mejor cuando estábamos peor”. El debate sigue todos los días en los medios, en la plaza pública y en la calle. El gran mérito de López Obrador es que es un gran comunicador y tiene una gran astucia política y sabe responder con atingencia a los embates de la oposición. Hoy está en todo lo alto la disputa por la nación. En 1982 y hasta el 2018 ganó la derecha salinista. En junio de 2018 ganó la izquierda, pero el pueblo luce insatisfecho y los resultados no convencen a la sociedad. Otro mérito de López Obrador es que adelantó la sucesión presidencial para tripular y manejar de mejor manera el proceso por parte del propio presidente. El tiempo dirá si fue un acierto o un error, ya que sus candidatos están muy expuestos, en tanto la oposición, por estrategia, esconde su carta secreta para la presidencia de la república en el 2024. El futuro nos alcanzó y la batalla ya empezó y nadie pide tregua ni cuartel.
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.