Opinión

COLUMNA: …Nosotros

Por J. Ángel Ramírez López

Maestro, de líder de la comunidad, a mero educador

• El centralismo ahoga el regionalismo

• La nostalgia de Adolfo Núñez

De los años 80 para atrás, al profesor se le consideraba el líder de la comunidad, principalmente porque allá tenía su arraigo al quedarse a dormir los 5 días hábiles de la semana y gestionar apoyos para su pueblo, pero ante la crisis económica, de empleo y de vocación de hoy, ya cualquiera es profesor mediante concurso por computadora.

Y ahí los tenemos, echando a perder para aprender porque llegaron demasiado tarde a la docencia y carecen del sentido de vocación, a excepción de uno que otro que concursó su plaza por computadora y cuando menos realizó cursos pedagógicos y se preocupa por el aprendizaje de sus pupilos; el resto es burocracia magisterial para cobrar quincenas.

En mis tiempos de estudiante normalista y profesor (1977) y hasta los años 80’s, la comunidad tenía a tres líderes, que eran el comisario, al sacerdote y el profesor, pero era este último a quien el pueblo le tenía más confianza supuestamente por ser el más preparado y quien daría el mejor consejo. ¿Si supieran lo difícil que era para mí, con 19 años, dar consejos?

Finalmente están los padres de familia, que en la comunidad tenían autoridad con sus hijos, pero dijera mi maestro, el doctor en Pedagogía, Gabriel de la Mora: “Se le está quitando la autoridad al sacerdote, se le está quitando la autoridad al profesor y se le está quitando la autoridad al padre de familia; la juventud del Siglo XXI marchará al garete”.

Y veamos, si no, cuando los hijos de hoy se han convertido en pepenadores, drogadictos, rateros, sicarios o capos, mientras sus padres, cruzados de brazos sin saber qué hacer o decir porque ya no son obedecidos por sus hijos, y el profesor ya no es autoridad en la comunidad porque va y viene a diario y poco se entera de los asuntos comunitarios.

De los años 90 hacia acá el docente de banquillo y de vocación se ha convertido en el mero transmisor de conocimientos y hacedor de calificaciones de acuerdo a la ley del menor esfuerzo, porque lo importante es llenarse de horas para mejorar su quincena y quedar bien ante la autoridad para que le dispense retardos, inasistencias o trabajos pendientes.

Durante la Asamblea Estatal de Análisis del Plan y los Programas de Estudio para el Diseño de los Libros de Texto Gratuitos, el secretario estatal de Educación, Adolfo Núñez González, resaltó que “El docente debe retomar su rol como líder de la comunidad”. Dijo que el maestro exige prácticamente que le regresen su papel como líder comunitario.

Agregó que el docente requiere de vinculación con su entorno y con el padre de familia para darle otro carisma a la educación. Dijo que la información que se obtenga se sistematizará para enviarla a México y decir: “Esto requiere Colima”, que se oye bien, pero la educación está centralizada y poco se tomará en cuenta lo que digan los estados.

Así gobierne López Obrador y se diga que avanzamos hacia “La Cuarta Transformación”, la educación no se ha analizado a fondo en los últimos sexenios, porque sus titulares son más acomodaticios y políticos que pedagogos, filósofos o educadores, incluyendo a la actual, Delfina Gómez, que no es buena educadora y menos oradora, como se evidencia.

Las aspiraciones del maestro Adolfo Núñez, en la Secretaría de Educación estatal, se quedarán en eso, y los maestros modernos ya no serán líderes comunitarios, sino meros transmisores de información, sobre todo porque el afecto, la afinidad y la buena relación quedaron atrás por la pandemia, la crisis económica y la inseguridad; ese es el problema.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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