Opinión

COLUMNA: Ojo de Mar

Por Adalberto Carvajal

MENTIRA SISTEMÁTICA:

Para explicarnos la comunicación en el Siglo XXI, es importante entender algo: naturalmente, la opinión pública no busca la verdad; lo que busca son aquellas informaciones que confirmen sus creencias previas.

Así lo explicó Ignacio Ramonet en su conferencia ‘Geopolítica de la posverdad. La información en la era de las fake news’, dictada el 16 de noviembre de 2018 en La Casa Encendida de Madrid.

El director de Le Monde Diplomatique en Español ejemplificó su dicho con las entonces recientes elecciones en Brasil donde, como lo ha demostrado una investigación, para ganar Jair Bolsonaro utilizó “oficinas de ciberguerra para infiltrar la red WhatsApp”, muy extendida en ese país, con cerca de 120 millones de usuarios en esa época.

Una serie de empresas privadas financiaron la difusión de propaganda en favor de Bolsonaro en 2018, como lo volvieron a hacer pero ya sin éxito en 2022 cuando el triunfo fue para Lula da Silva. “Se invirtieron millones de dólares para la distribución masiva de mensajes” a favor del político ultraconservador. Y “para la difusión de mentiras sobre su adversario”, el candidato del Partido del Trabajo, Fernando Haddad.

Entre otras falsedades, la propaganda de Bolsonaro afirmó que Haddad había distribuido un ‘kit gay’ para los niños de 6 años en las escuelas.

Se dijo que el hombre que apuñaló a Bolsonaro en un acto político, era militante del PT y amigo de Lula da Silva, difundiéndose una foto manipulada en la que se veía al agresor en otro mitin, al lado de Lula.

Se difundió la foto de una conocida actriz de cine y televisión, ya una persona mayor, con los ojos morados tras haber recibido una paliza, esparciéndose la versión de que la habían agredido por gritar ‘¡viva Bolsonaro!’, dato falso ya que esa actriz falleció 2 años antes de los comicios.

Bolsonaro decía del candidato del PT a la vicepresidencia que sustituyó a Lula cuando este fue inhabilitado por las acusaciones de corrupción que lo llevarían a la cárcel hasta que, finalmente, salió exonerado, que Haddad defendía el incesto y el comunismo.

Y la quinta afirmación de Bolsonaro contra Haddad fue que lo primero que haría al ganar las elecciones, sería promulgar una ley para legalizar la pedofilia.

INFORMACIÓN CUÁNTICA:

Todos esos son ejemplos del tipo de fake news que permiten ahora ganar elecciones, explica el periodista y teórico de la Comunicación, autor de más de una veintena de libros que abarcan la problemática de los medios, la política y la tecnología de la información.

En ese sentido, observa Ramonet, la neutralidad de internet o de las redes no impide que una afirmación que no sea cierta se difunda en nombre de la libertad de expresión. Ese principio “hace que todas las controversias se alimenten, que por consiguiente todas las tesis valgan y que todas las afirmaciones sean legítimas”.

“Es la teoría de la relatividad general en materia de información: no hay una información que sea más válida que otra, en tanto yo afirme la mía con mucha fuerza. Estamos ante una información de tipo cuántico.

“La teoría de la mecánica cuántica está basada en el principio de incertidumbre. Es una teoría probabilista: describe la probabilidad de que un suceso se produzca en un momento determinado, sin especificar cuándo ocurrirá. Sabemos que se puede producir y, simplemente, que sea probable cambia la realidad. (El hecho eventual) tiene un valor objetivo, esencial”.

“La cuántica es la física que rige lo pequeño, a diferencia de la física newtoniana que rige lo infinitamente grande. Y, entonces, para la física cuántica es posible estar en dos lugares a la vez, cosa que racionalmente no es posible. Es, pues, información de tipo cuántico aquella que puede decir: esto es blanco y negro a la vez.”

¿QUÉ ES LA VERDAD?

Para entender la posverdad, hay que comprender primero qué es la verdad, sostiene Ignacio Ramonet.

“El filósofo francés Michel Foucault decía que la verdad tiene una historia. Se puede hacer la historia de la verdad y, es curioso, porque eso lo dijo en los años 70 cuando nadie imaginaba que casi medio siglo después estaríamos en un debate sobre la posverdad y los hechos falsos.

“Foucault decía que el mundo ha funcionado durante miles de años, desde que la humanidad existe, con una idea de la verdad no científica ni racional: la verdad rayo.

“Esta es la verdad que se manifiesta en un momento, en un lugar y en una persona determinados. Por ejemplo, en Stonehenge, durante el solsticio de verano, un sacerdote dice la verdad cuando habla. Cuando el Papa habla, tenemos aún restos de esa verdad rayo. El sacerdote primitivo, el chamán, dice la verdad. Igualmente, la pitonisa de Delfos en un momento de la primavera dice la verdad. Es la verdad entre comillas, pero la creemos. Es la verdad de los milagros: la gente va al santuario de Lourdes y se cura.

“Luego, a partir del Siglo XVIII cuando se desarrollaron las ciencias, empezamos a tratar de precisar los hechos de manera científica. Y ahí aparece lo que Foucault llamaba la ‘verdad cielo’. Por ejemplo, un metro mide un metro en cualquier lugar del planeta, en cualquier momento del año y lo mida quien lo mida.

“Sin embargo, la pregunta que podemos hacernos hoy es: ¿no estaremos abandonando la verdad cielo para regresar a la verdad rayo? Hay gente que lee el horóscopo todos los días, eso es verdad rayo. Y hay quien juega a la lotería o apuesta el martes o el viernes 13, porque cree que esa fecha es su día de suerte. Es decir, aún tenemos mucho pensamiento mágico que corresponde a la verdad rayo”.

ALIMENTAR AL HAMBRIENTO:

“Cuando vemos lo que está pasando en materia de información, podemos decir que en definitiva la información está siendo ganada por la verdad rayo. Y, por consiguiente, la política también pues la manipulación opera con la verdad rayo.

“Estamos siendo ganados por la idea de que podemos tener creencias que se pueden introducir en nuestro pensamiento. De hecho, los psicólogos dicen que a veces uno se adhiere más a un hecho alternativo que al hecho real. Aunque estemos más o menos convencidos y conscientes que el hecho real es verdadero, preferimos adherirnos a un hecho alternativo como el que sugiere Trump en algún discurso, porque da más placer a nuestro cerebro, genera más dopamina.

“Preferimos creer en algo que tenemos ganas de creer. Los hechos objetivos, científicamente demostrados, influyen menos en la formación de la opinión pública que los llamados a la emoción, a los sentimientos y a las creencias personales.

“Por ejemplo, hoy día en la mayoría de los Estados democráticos, según las encuestas la gente se informa esencialmente mediante WhatsApp. En Estados Unidos, el 61% de los ciudadanos se informa mediante esa red social, y no mediante la prensa, la radio o la televisión… que tampoco son garantías.

“Y cuando en un reportaje de The New Yorker se interrogó a la gente de la agencia rumana Endind the Fed, que desarrolló en Facebook todas esas mentiras sobre Hillary Clinton que capitalizaría Trump para ganar la elección presidencial, los responsables de la campaña de ciberguerra cínicamente dijeron:

‘Nosotros escribimos lo que la gente quiere leer. Escribimos lo que pensamos que la gente quiere leer, no la verdad. No tiene nada que ver con la verdad, simplemente como a la gente ya se le enseñó a odiar a Hillary Clinton le vamos a dar munición para que la pueda odiar más. Como ya la odian, les vamos a dar más argumentos y ellos los van a recibir porque ya la han calificado de mala.’

“Se acusó también a una red de hackeadores rusos de haber ayudado a la elección de Trump, en lo que se llama ‘la trama rusa’. Las autoridades de Estados Unidos querían saber si, de alguna manera, oficinas rusas de ciberguerra sirvieron a la campaña republicana”, explica Ramonet.

¿QUIERE CONOCERSE A SÍ MISMO?

Para el activista del altermundismo, “estamos siendo hoy víctimas de muchas manipulaciones. Hay grupos de intoxicación informativa estadounidenses que participan a través de cuentas de Facebook en campañas electorales de otros países o en la propaganda contra Venezuela o Nicaragua. Es obvio que Washington posee sus propias oficinas especializadas en maniobras tecnológicas de desestabilización, generando desinformación y campañas de noticias falsas”.

Sin embargo, el mayor escándalo ha sido el de Cambridge Analytica, “esa red financiada por los mismos que financiaron la campaña electoral de Trump, en particular por el empresario norteamericano Robert Mercer que, con la ayuda de Steve Bannon, el teórico de la extrema derecha norteamericana, consiguieron obtener los datos de millones de usuarios de Facebook con una treta”. Y Ramonet la detalla:

“Un psicólogo británico creó un test donde se le preguntaba a los usuarios de Facebook: ‘¿Quiere usted conocerse a sí mismo?, responda a las preguntas de este cuestionario’. Y lo contestaron 265 mil personas en Estados Unidos.

“El sistema de Cambridge Analytica entró en la red social de cada una de esas personas, acumulando el perfil de todos sus contactos: amigos y familiares. Eso dio la suma de unos 50 millones de usuarios, a los que se estudió en detalle cómo usaban los likes”, es decir, cuándo daban ‘pulgares arriba’.

En función de todos los ‘me gusta’ que como usuarios de Facebook habían dado durante años, se hizo un retrato casi individual de esos 50 millones de americanos, a quienes se les reagrupó en doce grandes familias. Y a los integrantes de cada una de esas familias se les enviaron mensajitos para ir cambiándoles la opinión y que votaran por Trump. Se piensa que esa fue una de las grandes estrategias de manipulación que lo llevaron a la Casa Blanca.

“Fue una de las manipulaciones más sutiles porque la hicieron sin que nadie lo supiera. Al final, Facebook tuvo que disculparse y modificó su funcionamiento: ya no se pueden obtener los datos de los amigos de los usuarios de manera libre.”

SIN VERDAD, NO HAY LIBERTAD:

En resumen, comenta Ramonet, “estamos sumidos en este mundo de las fake news”.

“La geopolítica está cambiando lo mismo en Europa que en América Latina, en Estados Unidos que en Asia. La posverdad, los hechos alternativos, están explosionando el campo de la información, modificando la batalla electoral y contribuyendo a redibujar las opiniones públicas.

“Es un problema para la democracia porque la debilita a causa de la inmensa confusión que estos fenómenos están creando. Ahora es cada vez más difícil distinguir entre lo cierto y lo falso, entre lo bueno y lo malo, entre lo auténtico y lo erróneo. Los ciudadanos están desconcertados por esas ráfagas de verdades emocionales, de verdades ficticias, de verdades disfrazadas.

“El problema no será fácil de resolver: una cosa es identificarlo y otra resolverlo. Las próximas campañas electorales en cualquier país democrático conocerán ese tipo de manipulación abierta o soterrada. Y eso es peligroso porque, como la historia nos enseña, cuando desaparece la verdad también desaparece la libertad.”

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

Botón volver arriba