Durante todo el siglo XX, Bélgica sólo colocó 2 nacionales entre los grandes jugadores del mundo: Jean-Marie Pfaff, en los 80, y Michel Preud’homme, en los 90. Fueron 2 grandes porteros y, en sus grandes días, los mejores del Mundo.
Pero el modesto futbol belga no había visto nacer nunca a jugador de campo que destacara en la élite global hasta el 7 de enero de 1991, cuando en la ciudad valona de La Louviere llegó al mundo un niño del cercano pueblo de Braine-le-Comte llamado Eden Hazard, el prodigio que, tras 14 años de servicio a la selección de su país, este miércoles se ha retirado de los Diablos Rojos a los 31 años tras el fiasco del Mundial de Catar.
“Fue uno de los hombres clave para la semifinalista de Bélgica en el Mundial de 2018. Fue la elección personal de Zinedine Zidane, su ídolo juvenil. Ya era una superestrella en el Chelsea, llamado a jugar con otras superestrellas en el Real Madrid… Se suponía que el Santiago Bernabéu sería su catedral. Se convirtió en la tumba de Eden Hazard”, resume el diario Le Soir.
El atacante, que deja el equipo nacional al borde de los 32 años, debutó a los 17 años y 316 días con el equipo de su país, allá por 2008 y de la mano del entonces entrenador, René Vandereycken.
“Titular en Lille, donde ha marcado, es uno de los más jóvenes llamados a la selección nacional”, decía entonces la web de la emisora RTL sobre la promesa, que se inició con la absoluta en un triste empate ante Luxemburgo (1-1).
Fue el mismo resultado del que, 126 encuentros después, ha sido su último partido como internacional, un 0-0 contra Croacia en el tercer partido de la fase de grupos del Mundial de Catar que Bélgica no logró superar y en el que Hazard salió en el minuto 87. Entre medias, fue el capitán de la generación de oro del futbol belga.
“Eden Hazard habría marcado la “Belle Époque de los Diablos Rojos”, dice hoy el diario SudInfo, empleando una fórmula condicional que deja intuir aún cierta esperanza de que Bélgica aspire a algo en la Eurocopa de 2024 con las estrellas de aquella camada prodigiosa que seguirán en el equipo, como Thibaut Courtois, Romelu Lukaku o Kevin de Bruyne.
Este último, capitán del Manchester City, conoce a Hazard desde tiempos remotos y ambos mantienen una buena relación. Llegaron a coincidir en el Chelsea en 2012 y desde hace varias temporadas de Bruyne es la gran referencia futbolística de Bélgica y uno de los jugadores más admirados del Mundo.
Durante años, Hazard fue el icono de Bélgica, mientras coleccionaba también éxitos con el Lille francés, donde se inició, o el Chelsea inglés, donde se consagró. Hasta que todo se torció en 2019, cuando cumplió un sueño y fichó por el Real Madrid de Zidane.
Empezó bien la temporada, pero la ilusión duró hasta el 26 de noviembre de ese año, cuando en un partido contra el París Saint-Germain, el también belga, Thomas Meunier, le hizo una dura falta en el minuto 69 que le machacó el tobillo.
Esa lesión en particular, otras menores después, el Covid y la mala fortuna le han lastrado desde entonces, debilitándole también en el plano mental y desdibujándole como futbolista.
“Menuda aventura ha sido. Felicidades, capi. Se te echará de menos”, tuiteó De Bruyne junto a varias fotos de ambos tras el anuncio de retirada internacional de su compatriota.
Los belgas lloran el adiós de su capitán, pero dejan abierta la puerta, de nuevo, a un resurgir del que fue un fuera de serie.
Con información de EFE