Opinión

EDITORIAL: Educación dual

En México, en la franja etaria de 15 a 24 años persiste una importante tasa de desempleo que se mantiene en las últimas décadas por encima del índice que registran las personas mayores de 25 años. La permanencia de ese parámetro, según han detectado especialistas y agencias de empleo, se debe a que las y los jóvenes de esa edad que buscan trabajo sufren de una falta de experiencia. Entre el 60 y el 65% de los empleadores exigen que los aspirantes no solo cuenten con una sólida formación académica.

Para solventar esa situación, no son pocos los gobiernos, empresas e instituciones de educación superior que están planteando como solución a esa disyuntiva a la educación dual. Esa estrategia establece potenciar una colaboración laboral entre empresas y planteles de educación media superior, especialmente. La fórmula aplicada en países como Alemania, Suiza, Austria o Australia, establece que los jóvenes se incorporan a partir del tercer semestre de educación media superior a una empresa de su ramo de conocimiento, para cumplir con un plan de formación individualizado, alternando el aprendizaje en el aula y en el lugar de trabajo.

La educación dual permite que los estudiantes se conviertan en especialistas calificados que a las empresas les sirven mucho porque aportan sus conocimientos e iniciativa, para lograr mejores estándares de producción o servicios. Y en el otro lado, las empresas permiten que sus centros de trabajo se conviertan en aulas de prácticas y capacitación. Las y los jóvenes toman conocimiento de la competitividad global.

La experiencia acumulada en los citados países, marca que la educación dual es un instrumento para eliminar o reducir las trabas y obstáculos que se enfrentan en los procesos de primera búsqueda de un empleo. Con ese modelo, los y las alumnas demuestran que no dan el “salto” al mundo laboral, sino que forman parte de un proceso que combina la práctica y experiencia laboral, con la academia. Todo ello, por supuesto, sustentado en certificados de competencias que expiden las empresas o las instituciones de educación superior.

La educación dual también permite que las y los alumnos de bachillerato mantengan un estrecho contacto con la iniciativa privada, el cual pueden aprovechar para su desarrollo formativo en su ciclo de educación superior o posgrado. Es experiencia ganada a base de experiencia.

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