Opinión

EDITORIAL: Educadora excepcional*

A las personas las definen, en alguna medida, los maestros que las formaron o acompañaron en el arte u oficio a que dedican su vida.

Sylvia Schmelkes tuvo dos ejemplos extraordinarios: Pablo Latapí Sarre y Carlos Muñoz Izquierda, quienes engendraron la investigación educativa mexicana y son emblemáticos en la pedagogía nacional.

Junto a ellos, otros maestros le enseñaron en su andadura por escuelas rurales, por escuelas pobres y en zonas marginadas. Aprender, como enseñar, son actos de humildad y generosidad. Por eso, en distintos lugares hay generaciones estudiantiles o escuelas que llevan el nombre de nuestra homenajeada.

En el próximo libro de la maestra Sylvia, que se publicará en unos días con sello editorial colimense, titulado De cabeza: repensar la educación, reconoce que sus hijos también la enseñan. En su casa tiene maestros. Escribe: “Fueron mis hijos los que me introdujeron a la preocupación por el medio ambiente, y ello me ha conducido a afianzar mi confianza en el papel de la educación en la transformación de las mentalidades, decisiones y conductas de las personas”.

La Maestra Schmelkes creó y dirigió instituciones. Planeó, diseñó, realizó, gestionó y evaluó programas, políticas y resultados educativos. Asesora funcionarios e instituciones. Participa en comisiones nacionales e internacionales. Camina entre paisajes y escuelas públicas. Penetra zonas invisibles del sistema educativo nacional para exponer necesidades y riquezas. Forma estudiantes, profesores e investigadores. Escribe artículos, capítulos, libros.

Su historia profesional es amplia. Destaco, entre todas, dos distinciones globales: la Medalla “Jan Amos Comenius”, entregada en 2008 por el Ministerio de Educación, Juventud y Deporte de la República Checa y la Unesco, por sus aportaciones en la docencia e investigación educativa.

Su participación como conferencista magistral de la Tercera Conferencia Mundial de Educación Superior, organizada por la Unesco en Barcelona en 2022, refleja el respeto de que goza la persona, educadora e intelectual.

Segunda parte

A las personas también las definen sus actos. En el lenguaje pedagógico podríamos afirmar: su praxis. La coherencia entre pensamientos, palabras y hechos.

Paulo Freire, el educador latinoamericano más universal del siglo XX, afirmaba: “La coherencia absoluta es imposible, pero debemos perseguirla siempre”.

Por cierto, Paulo Freire había aceptado el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Colima. Su muerte impidió que viniera a estas tierras. La de Colima habría sido la única Universidad mexicana que le entregara ese reconocimiento.

A la lista de educadores excepcionales el claustro de honor de la universidad de los colimenses suma hoy a la Maestra Sylvia.

Ella vino por vez primera en otra fecha memorable. Nuestra Universidad había otorgado el nombramiento de maestro universitario distinguido a Pablo Latapí Sarre en febrero de 1996.

Don Pablo llegó acompañado de un pequeño grupo selecto: su esposa, María Matilde, y Sylvia Schmelkes, entre ellos.

Pocos meses después volvió a la Universidad, de nuevo con don Pablo, para participar en un congreso organizado por la Facultad de Pedagogía, denominado “La educación ante los retos del tercer milenio”, donde presentó una conferencia magistral, publicada como “Educación y valores: el compromiso de la universidad”. 

Regresó en otros momentos, como en 2017, cuando inauguró las oficinas en Colima del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y suscribió como consejera presidenta convenios con la Universidad y el Gobierno del estado.

Entre su primera visita y hoy pasaron 27 años. No se cierra un ciclo; se abren otras posibilidades para que la Universidad de Colima siga abrevando tanto del pensamiento pedagógico como de las convicciones sociales, éticas y políticas de la Maestra Sylvia.

Tercera parte

A las personas las definen las opiniones de otras personas. De quienes las conocen, aprendieron de ellas o tuvieron el privilegio de trabajar a su lado o convivir en el trajín cotidiano.

Coleccioné algunas de esas opiniones sobre la Maestra Sylvia.

Emilio Coral, desde el Estado de México, escribe: “Es como un faro que con luz brillante ilumina la situación del Sistema Educativo Mexicano, y detecta claramente los retos por sortear en las cambiantes aguas de las políticas educativas”.

Dalila Salmorán, desde Nayarit o alguna parte del país, dice: “Persistente y firme en la promoción y defensa de una educación de calidad para este país, sensible y humana para considerar entre sus prioridades a los marginados, particularmente a los indígenas y migrantes”.

Federico Ortega, en Chihuahua, expresa por WhatsApp: “Su conocimiento profundo de la problemática educativa nacional, así como de las mejores prácticas la han llevado a diseñar y proponer las políticas educativas más pertinentes para la mejora del sistema educativo nacional”.

Jatzibe Castro, educadora y artista, desde Ciudad de México, enfatiza: “Mujer que ha estudiado a profundidad la situación y condiciones de desarrollo de la población desfavorecida históricamente, a la vez que, entablando conversaciones directamente con ellos, se compromete en la búsqueda de soluciones a su problemática y establece relaciones para buscar su puesta en marcha. Estudia, se compenetra y actúa”.

Firmo y reitero lo que escribe Jatzibe: actúa. Porque frente a la grave situación educativa nacional, no se trata sólo de ondear banderas, escribir artículos y firmar manifiestos, sino de intervenir cuando es preciso.

Gabriela Uribe, maestra guerrerense, es breve pero elocuente: “Siempre tuvo una mirada especial para estudiar la riqueza cultural de los pueblos originarios”.

Prolijo en su discurso, Juan Gálvez, desde Baja California asegura: “Es un ser humano comprometido con las poblaciones marginadas. Para Sylvia la educación ha sido un medio para visibilizar los contextos vulnerables de niñas, niños, adolescentes y jóvenes mexicanos; en donde el Sistema Educativo Nacional y el Gobierno tienen una deuda histórica. La interculturalidad, la equidad, la inclusión y el derecho a la educación han sido sus consignas. En todos los espacios en donde ha transitado, deja huella… Siempre nos enseña que la humildad y el compromiso, la sensibilidad y la escucha pueden hacer cambios en nuestro país”. 

Cierro con las palabras de una colega suya en el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y en la Universidad Iberoamericana.

Arcelia Martínez Bordón aflora emociones: “Tengo mucho aprecio, cariño y admiración por Sylvia. Es una mujer muy trabajadora y talentosa; un ejemplo para muchas mujeres. Su paso por la Ibero fue un ejemplo de tesón y de saber afrontar la crisis cuando estábamos en pandemia, particularmente cuando falleció nuestro rector… Fueron días duros y tristes y ella nos llevó a todos de la mano. También la quiero por su maravilloso trato… A pesar de su impresionante trayectoria es muy sencilla, cercana y cálida. Mi agradecimiento siempre a Sylvia.”

Concluyo

En el informe reciente de la Unesco “Reimaginar juntos nuestros futuros. Un nuevo contrato social para la educación”, se ratifica que las universidades tienen una responsabilidad con la transformación de los sistemas escolares. Impulsar la investigación educativa y la formación docente son acciones prioritarias desde el mundo universitario.

Gracias al Rector, Doctor Christian Torres Ortiz, por este homenaje que también ennoblece a la Universidad de Colima y a su Consejo Universitario. A su comunidad entera.

En un libro sugerente, Ken Bain concluye: “Los buenos maestros son aquellos capaces de influir positiva, sustancial y sostenidamente en las formas de pensar, sentir y actuar”. No tengo duda: Sylvia Schmelkes es una educadora extraordinaria.

Querida maestra Sylvia:

Leerla siempre fue grato. Siempre se aprende cuando uno toma un libro suyo, un artículo o la escucha. Es un ejemplo de eficacia gestora, lucidez intelectual y sensibilidad humana. Trabajar a su lado fue, además, una oportunidad de riqueza inestimable.

¡Bienvenida al claustro de la Universidad de Colima!

*Palabras del Doctor Juan Carlos Yáñez, que en El Comentario hacemos nuestras y compartimos, durante la ceremonia solemne donde la Universidad de Colima entregó el Doctorado Honoris Causa a la Maestra Sylvia Schmelkes.

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