EDITORIAL: Los extremos

Hay cifras que intempestivamente saltan a la conciencia colectiva desde cualquier página, impresa o digital, números que nos obligan a reflexionar y tratar de comprender lo incomprensible, lo que siempre se antoja injusto. Hace poco, alguien, en alguna parte, leyó: “Según datos de ONU Sida, un niño muere por causas relacionadas con el Sida cada 5 minutos en el Mundo”.
Sobre el tema, es necesario subrayar que, con el avance científico alcanzado hasta hoy, las y los expertos han afirmado que ningún bebé necesita nacer con el VIH o infectarse durante la lactancia, amén de que ningún niño o niña que vive con el VIH debe estar sin tratamiento.
Hay esfuerzos que también saltan a la conciencia colectiva, igual, desde cualquier página, impresa o digital: “Doce países de África se comprometieron en Tanzania a erradicar el Sida en niños para 2030 a través de la aplicación de programas de tratamiento, prevención y testeo”.
Ese compromiso es producto de una reunión ministerial de la Alianza Global para Acabar con el Sida en Niños, celebrada en la capital de Tanzania, Dar es Salam, hasta donde acudieron representantes de Angola, Camerún, Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Kenia, Mozambique, Nigeria, Sudáfrica, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbabue, así como representantes de agencias de la ONU, como la Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Desgraciadamente, a nivel mundial, esos 12 países africanos reportan año con año elevadas tasas de infección de Sida en menores y adultos. El esfuerzo acordado para extenderse hasta 2030 es realizar pruebas tempranas y dar tratamiento y atención óptima a bebés, niños y adolescentes.
De igual manera, esos gobiernos, que vale la pena recordarlo: enfrentan muchos y muy complejos problemas de toda índole, tienen previsto mejorar el tratamiento para mujeres embarazadas y lactantes que viven con el VIH (virus causante del Sida) con el fin de eliminar la transmisión vertical.
La actuación a favor de los menores enfermos se centrará en la prevención de nuevas infecciones causadas por el VIH, especialmente entre las adolescentes y mujeres embarazadas y lactantes. De igual manera, la estrategia pasa por difundir entre las comunidades, aspectos de derechos, igualdad de género y las barreras sociales y estructurales que dificultan el acceso a los servicios de salud.
Sin buscarlo, ese alguien, gracias a esas 2 lecturas, ha comprobado desde cualquier página impresa o digital, que en el día a día, en lejanas latitudes, los extremos a veces se tocan: la injusticia o la esperanza.