Desde hace 34 años, quienes conformamos la comunidad de la Universidad de Colima nos reunimos para recordar 2 de los principios que cimientan a nuestra institución: la unidad y la lealtad universitaria.
A lo largo de 82 años hemos testificado cómo la Universidad de Colima ha sido eje transformador de vidas de miles y miles de personas que han pasado por sus aulas; hemos visto cómo entes ajenos a la vida de nuestra Alma Mater han intentado desestabilizar, sin éxito, la armonía y Autonomía Universitaria; también, hemos logrado el respaldo y apoyo comprometido de quienes la reconocen vital para el desarrollo del estado, como nuestra gobernadora, y hemos luchado para que las políticas educativas realmente redunden en progreso y desarrollo para la sociedad.
Si se fijan, hay una palabra clave con la que comienza cada oración: el verbo “haber”, en primera persona del plural: “hemos”. Se explica eso porque es precisamente esa primera persona en plural, ese “nosotros” presente en cada informe, en cada discurso, en cada reunión, que incluye a todas las personas que integramos esta comunidad y que implica reconocimiento, corresponsabilidad, suma; es el valor agregado que, a lo largo de la historia universitaria, ha permitido salir avante de retos y vicisitudes propias de cada época. No podría existir un “nosotros” sin esa cohesión que nuestros líderes han sabido sembrar y cosechar en cada estudiante, docente, egresado/a y personal que labora en la Universidad de Colima.
Y la unidad no podría ser una realidad si no tuviéramos ese sentimiento de respeto, de fidelidad hacia los principios morales y compromisos que asumimos en torno a los proyectos de cada Rector que ha conducido la trayectoria institucional; me refiero a la lealtad, palabra corta, pero con tanto valor para quienes amamos a la Universidad.
En este Mundo en donde pareciera que los valores se esfuman, en donde a veces observamos que el bien personal se antepone al bien común, es muy propicio reunirnos para recordar que en nuestra Universidad todo está diseñado para engrandecer a la Máxima Casa de Estudios colimense; que todo se trata de la institución y, con ella, de nosotros; que todas y todos somos parte de ese “nosotros” que pasará a la historia como el equipo que fortaleció el estudio, la lucha y el trabajo de quienes tienen puesta su esperanza en la UdeC.
Todos y todas somos corresponsables de llevar ese mensaje de unidad y lealtad a cada espacio donde nos desempeñemos porque, como dijo el exrector Fernando Moreno Peña hace 11 años: “Quienes más hemos recibido de la Universidad de Colima, porque en ella nos formamos y tenemos el privilegio de encabezar su proyecto, somos los más obligados a ser generosos, solidarios y leales”, en este caso, al proyecto que encabeza Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño, nuestro Rector, a quien se le debe reconocer el delicado tejido que ha realizado para que la unidad y la lealtad de la comunidad universitaria se fortalezca a través de un trabajo en equipo, en el que cada quien tiene una encomienda específica, desde donde abonamos a que la pertinencia transformadora haga de la Universidad de Colima un referente en la historia de las instituciones de educación superior de la región y el país.
De eso va la unidad y lealtad universitaria: de hacer todo lo que esté en nuestro alcance, desde cualquier trinchera, para que el nombre de la Universidad de Colima sea motivo de respeto y admiración por ser una institución sólida, que seguirá transformando entornos personales, familiares, culturales, económicos, políticos y sociales.