Arizona, el único estado “bisagra” que tiene frontera con México, se ha convertido en uno de los trofeos anhelados para los candidatos a la Casa Blanca que saben que allí cada voto cuenta, tras decantarse de forma sorpresiva por los demócratas en 2020 por tan solo 11 mil votos y con ayuda de los electores latinos.
Tanto la campaña demócrata de la vicepresidenta, Kamala Harris, como la del expresidente republicano Donald Trump (2017-2021) están invirtiendo valiosos recursos en Arizona en busca de sus 11 votos electorales en medio de una campaña nacional muy reñida para las elecciones de noviembre próximo.
Este viernes (9), Harris realizará junto con su compañero de fórmula, el gobernador de Minesota, Tim Walz, un mitin en Glendale (Arizona), como parte de una gira por estados clave.
Es la cuarta visita de la demócrata a ese estado este año, la primera desde que el presidente Joe Biden puso fin a su campaña de reelección y la respaldó en sus aspiraciones.
Harris participó el pasado 24 de junio en un evento que promovía los derechos reproductivos en el segundo aniversario de la anulación por parte del Supremo de EUA del fallo Roe V. Wade, que protegía el derecho al aborto, un tema crucial en Arizona.
Inmigración, tema sin fin
Pero en Arizona hay batallas de vieja data que importan mucho a los votantes, como la inmigración, uno de las armas de la campaña de Trump, y que fue retomada la semana pasada por el candidato a la Vicepresidencia, J.D. Vance, en una visita al condado Cochise.
En una conferencia en el muro fronterizo, el senador republicano por Ohio cargó contra Harris al decir que había “fracasado” en su trabajo en contener a los inmigrantes indocumentados, a los que culpó de dejar sin recursos a las escuelas y hospitales.
Pero Vance pisó tierras movedizas. El discurso antiinmigrante que una vez impulsó la aprobación en Arizona de la SB-1070, una de las leyes estatales más duras contra los indocumentados, pasó factura a los ultraconservadores, en un estado que fue uno de sus bastiones más seguros.
Tras las campañas impulsadas por defensores de los inmigrantes y organizaciones latinas para derogar la ley, los demócratas han ido ganando terreno en puestos de elección antes destinados a los republicanos, como las 2 sillas del Senado de los EUA.