Un bombardeo israelí sobre la escuela Al Tabaín en Gaza, que según autoridades locales dejó un centenar de muertos y decenas de heridos, podría poner en jaque los esfuerzos internacionales para alcanzar un cese el fuego entre Israel y el grupo terrorista Hamas y atizar la crisis en Oriente Medio.
La Fuerza Aérea israelí bombardeó la escuela Al Tabaín, ubicada en ciudad de Gaza y que servía de refugio para unos 6 mil desplazados, mientras se llevaba a cabo el rezo musulmán del amanecer.
Hamas -que controla la Franja de Gaza– y la Defensa Civil del enclave coinciden en que el ataque dejó unos cien muertos y decenas de heridos, pero Israel cuestionó las cifras al asegurar que “no se alinean” con la información de su Ejército ni con “las municiones de precisión utilizadas y la exactitud del ataque”.
Las autoridades gazatíes esperan que la cifra de muertos aumente considerablemente, ya que los heridos -muchos graves- presentan extensas quemaduras y extremidades cercenadas, que no pueden ser tratadas ante la falta de equipo médico.
Israel justificó el ataque alegando la supuesta presencia de milicianos en la escuela, y aseguró que tomó “numerosas medidas para mitigar el riesgo de dañar a civiles”, incluyendo vigilancia aérea e información de inteligencia.
Esta declaración “es un insulto a la inteligencia mundial. Los cien muertos son civiles, no hay un solo combatiente entre ellos”, replicó Izat al Rishq, miembro del buró político de Hamas.
Las imágenes dantescas tras el ataque, mostrando daños masivos en la mezquita de la escuela, numerosos cadáveres calcinados, libros del Corán ensangrentados y niños gritando en medio de cadáveres desmembrados, causaron conmoción y dieron la vuelta al Mundo.
La Defensa Civil gazatí -que asegura que el ataque fue realizado con 3 misiles, entre ellos un MK-84 estadounidense de casi una tonelada- denunció que los muertos en la Franja “se han convertido en sólo números, sin que la comunidad internacional emita condenas directas contra la ocupación israelí”.
Esto ocurre mientras la comunidad internacional hace una intensa presión para obligar a Israel y Hamas a firmar un cese el fuego, después de más de 10 meses de guerra.
Los países mediadores –Estados Unidos, Catar y Egipto– llamaron a las partes a abordar los “detalles” del acuerdo el próximo jueves, una invitación a la que sólo ha accedido Israel.
Mundo “horrorizado”
“La masacre de la escuela Al Tabaín es un crimen horrendo que constituye una peligrosa escalada”, consideró Hamas, al responsabilizar a Israel y a Estados Unidos, su principal socio y proveedor de armas, por “el crimen de genocidio y limpieza étnica” contra los palestinos.
Según la ONU, se trata del 21º ataque israelí contra una escuela que sirve como refugio de desplazados en poco más de un mes.
La Autoridad Nacional Palestina, que gobierna partes reducidas de Cisjordania ocupada, consideró que “la masacre de los feligreses es un fracaso de la comunidad internacional y un crimen que no debe quedar impune”, pues “conceder a Israel la inmunidad es alentarlo a seguir cometiendo masacres en territorio palestino ocupado”.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, dijo estar “horrorizado” por el ataque israelí, mientras varios países de Oriente Medio -Egipto, Jordania, Arabia Saudí, Irak, Catar, Emiratos Árabes Unidos- mostraron su rechazo.
A ellos se unió Francia, Rusia e Irán, el mayor enemigo de Israel y que, junto con la milicia chií libanesa Hizbulá, amenaza con un ataque contra Israel.
Irán y Hizbulá juraron vengar las muertes de Ismail Haniyeh, quien era el líder político de Hamas antes de ser asesinado en Teherán el 31 de julio en un ataque que las autoridades iraníes atribuyen a Israel; y de Fuad Shukr, líder militar del grupo chií, quien murió en un ataque israelí a las afueras de Beirut el 30 de julio.
Irán calificó de “genocidio” al ataque israelí y afirmó que concluyó los preparativos para el “castigo severo” de Israel, al asegurar que el Estado judío buscó boicotear la tregua en Gaza con el asesinato de Haniyeh y de los civiles en la escuela Al Tabaín.
La guerra estalló el 7 de octubre del año pasado tras un ataque de Hamas contra Israel que dejó unos 1,200 muertos y 251 secuestrados.
Desde entonces, el Ejército israelí ataca por aire, tierra y mar toda la Franja, incluso zonas consideradas “humanitarias” e infraestructuras civiles como escuelas, hospitales, mezquitas, mercados y campamentos de refugiados, alegando que las milicias operan desde esos lugares.
Los más de 10 meses de guerra han dejado en la Franja más de 39,790 muertos y 92,002 heridos -la mayoría mujeres y niños-, según el Ministerio de Sanidad del enclave palestino, controlado por Hamas.
A esto se añaden 10 mil desaparecidos bajo los escombros y 1.9 millones de desplazados que sobreviven en una crisis humanitaria sin precedentes por la destrucción generalizada de viviendas, el colapso de los hospitales, brotes de epidemias, la amenaza de la hambruna y la escasez de agua potable, alimentos y medicinas.