El Gobierno de Australia busca limitar el número de estudiantes extranjeros para atajar la crisis de la vivienda, un plan que genera fuertes críticas ante el temor de que la pérdida de ingresos en las universidades impacte de manera negativa en la economía y reputación del país oceánico.
El sector de la educación, que emplea a 250, 000 personas, es el cuarto sector de mayor importancia de la nación austral y sufrió un duro revés durante la pandemia de la covid-19 por el estricto cierre de fronteras.
Desde 2023, el Gobierno del primer ministro, el laborista Anthony Albanese, ha impuesto una serie de medidas para dificultar la llegada de estudiantes foráneos, como el endurecimiento del requisito de nivel de idioma y un incremento en la tarifa para sus visados.