Cinco minutos después de haber concedido el 1-1, cuando las dudas sobrevolaban al Atlético de Madrid más allá de la hora de partido, surgió Memphis Depay con un golazo desde 25 metros, un derechazo imparable a la escuadra que calmó la rebelión del Granada y relanzó la victoria del conjunto de Diego Simeone, líder de la Liga a trompicones, con el miedo en el cuerpo por momentos, atrincherado al final, con una parada de Jan Oblak a Uzuni y con la sentencia de Llorente (3-1).
En los primeros instantes, una bonita triangulación colectiva que terminó con el remate de Morata a 2 metros del gol, contra el portero Andre Ferreira; después, cuando no alcanzó a cabecear un centro desde la izquierda; y, finalmente, en la penúltima jugada del primer tiempo, cuando topó con el gol.
Azpilicueta, el único cortocircuito recurrente para el Granada con sus arrancadas, la colgó a la olla, pero su centro lo hizo bueno el despropósito con el hombro de Vallejo. Su despeje dejó solo a Morata en una posición inmejorable, de frente a la portería y al portero, al que batió raso con la derecha. De no haber tocado en Vallejo, habría sido fuera de juego.
Morata aún marcó otro tanto antes del descanso, anulado por una posición ilegal. Habría sido desmedido por lo visto sobre el terreno hasta entonces.
El Atlético se fue al descanso en ventaja cuando menos lo esperaba. Pero no estaba hecho. Samu, cuyo cabezazo nada más volver del vestuario se lo encontró en el sitio justo Oblak. De haber ido a cualquier otro lado habría sido gol.
En el 62’, Carrasco se lio, Villar se la quitó, la controló y la centró en el sitio justo, con la potencia perfecta, rasa, para el remate de Samu, que se adelantó y marcó el 1-1. El del Granada fue gol del Atlético, el del Atlético fue gol del Granada (1-1).
minutos después: Memphis Depay controló el balón y soltó un zapatazo con la derecha impresionante, desde más allá de 25 metros, con una potencia descomunal a la escuadra de la portería de Andre Ferreira. Inalcanzable para él, posiblemente para todos los porteros. Un trallazo. Un golazo. Determinante. Y ganador. Aún debió contar con la colaboración de Oblak, que frenó a Uzuni. El 3-1, la sentencia, fue de Marcos Llorente en el 98’.
El Atlético jugó casi todo el duelo sin Koke. El capitán, consolidado medio centro, sintió un pinchazo en una de sus primeras carreras, en el minuto 6, con la trascendencia que tiene para el equipo. Simeone recurrió al creciente Pablo Barrios, mientras aguarda el refuerzo que reclama en esa posición. Antes debe hacer hueco, con la salida de 2 jugadores.
