El Mundial de Atletismo 2023 arranca el próximo sábado en un nuevo estadio en Budapest, cuya construcción, por 640 millones de euros, ha generado una fuerte polémica, mientras que el primer ministro, Viktor Orbán, es criticado por querer aprovechar el evento para proyectarse internacionalmente.
El régimen del ultranacionalista Orbán “se festeja a sí mismo en la inauguración del Mundial”, afirmó el mayor partido de la oposición húngara, la Coalición Democrática (DK), en un comunicado en el que anunció que boicoteará la ceremonia de apertura.
“Ninguno de los políticos de la DK que fueron invitados al evento participará en él”, señala la nota.
Además, la oposición acusa al Gobierno del conservador partido Fidesz de Orbán de “asfixiar” a Budapest mediante la retención de fondos presupuestarios.
Un proyecto cuestionado
El principal escenario de lo que se prevé será, entre el 19 y el 27 de agosto, el mayor evento deportivo en la historia de Hungría es una obra que estuvo controvertida desde el primer momento, cuando el Gobierno decidió elegir al constructor mediante un concurso cerrado, al que fueron invitados únicamente 2 consorcios.
El formado por las constructoras magiares ZÁÉV y Magyar Építõ fue elegido como contratista responsable de la obra, una opción criticada sobre todo por la participación de ZÁEV, pues es propiedad de Lörinc Mészáros, un inversionista muy cercano al primer ministro.
Las obras comenzaron en 2020 en el barrio 9 de Budapest, junto al Danubio, y concluyeron la pasada primavera con un coste final de 640 millones de euros, lo que convirtió al nuevo estadio en el centro deportivo más caro del país.
Bautizada como Centro Nacional de Atletismo, la construcción finalizada se inauguró oficialmente el pasado junio.
El pulso con el Ayuntamiento
Todo el proyecto ha estado marcado por las tensiones entre el Gobierno de Orbán y la administración de Budapest, una coalición de izquierdistas y verdes opositores al Fidesz.
En 2019 cerraron un acuerdo por el que el Ayuntamiento de la capital respaldaba la celebración del Mundial a condición de que el Ejecutivo garantizara la construcción de un complejo para estudiantes en las cercanías.
El Gobierno central prometió también apoyar programas sanitarios en Budapest por un valor total de 130 millones de euros.
Sin embargo, hasta el momento ha desembolsado solo unos 50 millones con ese fin, mientras que tampoco ha instalado el complejo universitario.
Por el contrario, el gabinete anunció que, en el terreno previsto originalmente para La Ciudad Estudiantil, se establecerá la universidad china Fudan, controlada por el partido comunista del gigante asiático.
El Ayuntamiento budapestino reaccionó amenazando con vetar la organización del Mundial.
Hace una semana, el Gobierno central y el municipal sellaron un plan para financiar proyectos de sanidad en la ciudad.
Los números del Mundial
Los organizadores locales del Mundial han informado de que ya se han vendido más de 300 mil entradas a las competencias, con lo que este será el evento deportivo con el mayor número de espectadores de la historia de Hungría.
El nuevo estadio cuenta con un aforo máximo de 36 mil personas, que se reducirá hasta 20.000 después del Mundial, cuando se desmontarán parte de las gradas.
El maratón y las competencias de marcha tendrán lugar en recorridos que atraviesan los espacios y lugares más icónicos y turísticos del centro de Budapest.
Se espera una participación récord de atletas, con 2,187 deportistas de 202 países.
Según declaró a la prensa local Balázs Németh, director general del Mundial de Budapest, “nunca en la historia de los mundiales han competido tantos”.