La madre buscadora Ma. Candelaria Huerta Pizano, que desde 2018 intenta localizar a su hijo, dijo que hace falta que se destinen mayores recursos a la Fiscalía General del Estado (FGE) para que apoye a los colectivos de familiares de desaparecidos que funcionan en el estado.
Explicó que la situación por la que atraviesan las madres buscadoras es crítica, ya que los mismos forenses son peritos y eso hace que, cuando tengan que salir a apoyarlas en las labores de campo, se vean obligados a suspender el trabajo que realizan de genética.
Afortunadamente, dijo, el trabajo realizado mediante los exámenes genéticos ha dado resultados, pues ya les han informado a varias mamás de Tecomán sobre el hallazgo de sus hijos, quienes, por un lado, recibieron la noticia con dolor, pero, por otro, ya tienen tranquilidad, pues les están entregando los restos de sus hijos desaparecidos.
“Definitivamente, este problema de los desaparecidos nos rebasa a todos; nos rebasan tanto las localizaciones de víctimas en las fosas como el hecho de que todas las (personas) que hemos encontrado están a la espera de saber su identidad para ser entregadas a sus familias; entonces, está muy saturado lo que se llama el panteón (genético), de donde salen los periciales para sacar genéticas; falta personal”, señaló.
La madre buscadora dijo que en el panteón de Tecomán ya no hay espacio para colocar a las personas localizadas en las fosas y que no han sido identificadas.
Dijo que este año les han entregado los resultados de 18 cuerpos identificados, que fueron localizados en las fosas de Tecuanillo “y unos que trajeron de Guadalajara, que los habían localizado en Cerro de Ortega; (…) ahora, no saben a dónde llevarlos, porque tenemos el problema de que no hay dónde enterrarlos”.
Candelaria Huerta destacó que, en últimas fechas, no está enterada de que hayan localizado más fosas clandestinas.
Cuestionada sobre por qué, si las fosas fueron localizadas hace meses, es hasta ahora que están entregando los cuerpos a los familiares, explicó que, una vez que localizan los cuerpos, empiezan los trabajos de genética “y ahí siempre se tardan, de 4 o más meses, dependiendo de dónde se hayan localizado y si fue en fosa o a la intemperie, ahí viene la dificultad para que ellos puedan sacar la genética; entonces los trabajos se tardan de 4 a 8 meses y a veces hasta un año”.
Comentó que en los colectivos de buscadores “muchas veces ya sabemos de quién se trata, porque vestían la misma ropa con la que habían desaparecido, (…) pero no se puede entregar (el cuerpo a sus familiares) hasta que se realizan los exámenes de genética, lo cual es muy tardado, y es así porque falta personal en la Fiscalía”.
“Como madre buscadora de uno de los colectivos, no sé si el cuerpo de mi hijo se encuentre ahí, porque hay muchas víctimas sin identificar por falta de personal, pero son los mismos que atienden tantos homicidios, accidentes y muertes en casa”, detalló.
Para concluir, Huerta Pizano dijo que, como madre buscadora, su llamado hacia las autoridades es que doten de más personal a la FGE; sin embargo, resaltó: “En lo personal, no tengo nada en su contra, ni en contra de la Comisión de Búsqueda, pero sí queremos que vean cómo pueden apoyarlos para que haya suficientes elementos y no nos tengan en tanta espera, en dar respuesta a la investigación y en la entrega de víctimas”.