El Gobierno de Cuba negó este martes que le incomode el acercamiento político con Estados Unidos -del que en esta jornada se cumplen 10 años- y reconoció que le “preocupa” el efecto económico que puede tener un segundo mandato de Donald Trump.
“Por supuesto que nos preocupa el efecto que puede tener sobre nuestra economía, y en particular, el efecto que puede tener sobre el nivel de vida de la población una mayor hostilidad de Estados Unidos, que ha demostrado ser muy poderoso y tener una capacidad destructiva muy eficaz para causar daño”, aseguró el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío.
El funcionario hizo estas consideraciones al comparecer ante medios en los márgenes de un foro de diálogo sobre las relaciones entre La Habana y Washington con motivo del décimo aniversario del inicio del denominado deshielo.
Cossio también afirmó que los escenarios más catastrofistas para Cuba que se están bosquejando a raíz de la elección de Trump son los deseados por sectores del exilio en La Florida, pero consideró que “no ha de ser de interés para la nación norteamericana en su conjunto” que se materialice un aumento de la inestabilidad y la violencia en la isla.
Pese a esos augurios, se mostró convencido de que el sistema político cubano resistirá a una nueva presidencia de Trump. “Sabemos que vamos a ser capaces de sobrevivir. Dentro de 4 años el Gobierno de Trump habrá terminado y Cuba, la Cuba socialista, estará aquí”, apostilló Fernández de Cossío.
Momentos antes, en el foro de diálogo, el viceministro reconoció que estos próximos 4 años podrían no ser fáciles para su país, que se encuentra ya desde hace años sumido en una grave crisis económica y energética.
Con respecto al presidente estadounidense saliente, Joe Biden, lamentó que haya mantenido el grueso de las sanciones que impuso su predecesor y que ni siquiera sacara a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
“Estados Unidos sabe que Cuba no patrocina el terrorismo. Pero también conoce perfectamente bien el daño que es capaz de causar manteniéndole en la lista y ése es el propósito que ha perseguido”, aseguró.
Incomodidad o voluntad
El viceministro negó asimismo que el Gobierno cubano se sintiese incómodo ante el acercamiento propugnado por la administración del expresidente estadounidense Barack Obama (2009-2017) y que propició el deshielo, tal y como apuntó en una entrevista a la agencia informativa EFE el entonces embajador de Estados Unidos en La Habana, Jeffrey DeLaurentis.
“Cuba cumplió con todos los compromisos que asumió, puesto que era nuestro objetivo el avance. El Gobierno de Estados Unidos los incumplió casi todos. Entonces es muy difícil decir que la incómoda era Cuba cuando eso sucedió”, argumentó.
De Cossío prosiguió: “La euforia que hubo en nuestro país, el respaldo que hubo de nuestro pueblo y la disposición que tuvimos a avanzar, aún con la permanencia del bloque económico -recordemos que no se levantó- es demostración más que fehaciente de que Cuba tenía disposición y la voluntad de avanzar”.
Previamente, al intervenir en el foro de diálogo, De Cossío sostuvo que “el breve acercamiento resultó positivo para Cuba, para Estados Unidos y concitó el respeto y la felicitación y admiración de muchos gobiernos del mundo”.
Sin embargo, destacó que Washington incumplió “prácticamente todos” los compromisos a que llegó con Cuba (cuando La Habana mantuvo “todos”) y subrayó que desde el triunfo de la revolución cubana en 1959, “lo que ha prevalecido” de parte de Estados Unidos “es la agresión”.
“En esta difícil relación hay un país agresor y un país agredido”, indicó el viceministro, que habló también de “difícil convivencia” y de que Cuba seguirá siendo “consistente” en su posición de búsqueda de cooperación y entendimiento con Washington, sobre la base del respeto mutuo.