Vie. Dic 5th, 2025

COLUMNA: Forex

Por Redacción Feb4,2025

Aranceles: retos y oportunidades

Por Alejandro Bernal Astorga

Durante su campaña, Trump nuevamente hizo del proteccionismo comercial una estrategia para ganar votos y reducir el déficit comercial que Estados Unidos tiene con países como México.

En 2024, México tuvo un superávit comercial con Estados Unidos de 160 mil millones de dólares y el volumen del comercio anual entre ambos países hoy supera los 800 mil millones de dólares.

El sábado 1 de febrero, el presidente de los Estados Unidos de América decretó el cobro de aranceles ad valorem por un 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá, mismos que entrarían en vigor hoy martes 5 de febrero.

El lunes la presidenta Sheinbaum y el presidente Trump negociaron y anunciaron que esta medida se pospondría por un mes y que a cambio México enviaría 10 mil efectivos de la guardia nacional  a la frontera norte para evitar la migración de indocumentados y el tráfico de drogas, específicamente de fentanilo.

En este periodo de tiempo se llevarían a cabo reuniones de alto nivel entre en gabinete de México y Estados Unidos para buscar soluciones a este problema.

La presidenta Sheinbaum ignoró acertadamente la retórica para concentrarse en lo sustantivo: evitar temporalmente la aplicación de aranceles.

Esta no será una negociación de principios o valores; es un mensaje de poder y de atracción de atención, que parte de amenazas comerciales a través del cobro de aranceles.

En su concepción, el presidente Trump considera que el cobro de aranceles en términos económicos, es una medida de política industrial que busca recuperar, reposicionar y proteger a la base a sectores productivos que considera estratégicos; es una herramienta para superar el déficit comercial y también la concibe como una fuente para incrementar la recaudación de ingresos para su gobierno.

En términos políticos es una medida para conectar con la base obrera y con estados clave en su victoria electoral como Michigan, Ohio y Pensilvania y una forma de intimidar al momento de negociar.

Esta sería una visión unilateral, de suma o cooperación cero a la visión comercial de una américa del norte unificada en la que habría que distinguir 3 tipos de promesas y amenazas:

Las propias de una campaña, en la que se hacen afirmaciones con el fin de ganar votos; las que se lanzan como una amenaza velada para conseguir beneficios adicionales y las que tienen un argumento técnico y sensato de soporte que, serán muy probablemente, una realidad económica.

Es evidente que la aplicación unilateral de aranceles violatoria del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) traería consecuencias económicas negativas para ambos lados de la frontera: pudiera afectar al 80% de las exportaciones mexicanas (ya que se dirigen al mercado estadunidense) y forzaría la búsqueda de nuevos mercados en tiempo récord.

De no hacerlo, parte de la oferta exportable se quedaría en el mercado nacional, provocando que la oferta fuera mayor que la demanda y consecuentemente una caída generalizada de precios que afectaría la rentabilidad y la generación de empleo de las diferentes ramas de la producción nacional.

Estos aranceles estarían dirigidos principalmente a la industria automotriz y de autopartes mexicana, que se distingue por su dinamismo y liderazgo en el mercado EUA y que hoy aporta casi el 4% del Producto Interno Bruto (PIB).

En el caso de Estados Unidos, la aplicación de impuestos a la importación de productos mexicanos pudiera generar abastecimiento insuficiente sobre todo para los estados fronterizos con nuestro país como California, Arizona, Nuevo México y Texas.

Esta escasez, generaría un incremento de los gastos de producción, de los precios de venta y consecuentemente de los niveles de inflación que afectarían los bolsillos de los votantes estadounidenses habidos de las mejoras económicas prometidas en campaña.

En este contexto, los mercados fluctuarían y reaccionarían positiva o negativamente en función de sus intereses y su relación con el triunfador de las elecciones: los inversionistas y las empresas ganarían si están dentro de territorio estadounidense y, por tanto, del lado de los estímulos fiscales prometidos o estarían en riesgo al estar fuera del mismo, por la amenaza de imposiciones arancelarias.

En este entorno cobra aun mayor importancia la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) a realizarse en julio de 2026. El T-MEC tiene una vigencia de 16 años (hasta 2036), y, los gobiernos socios decidirán si extienden su vigencia por 6 años más (hasta 2042) o si realizarán revisiones anuales hasta cumplir su vigencia original (2036).

Un elemento adicional a estos retos comerciales es el hecho de que la relación comercial entre México y Estados Unidos se consolidó en tiempos en que se privilegiaban las instituciones por encima de posturas ideológicas o personales y que hoy ambos gobiernos pudieran ser autocráticos en sus posturas y decisiones, al contar con la mayoría en sus poderes legislativos.

En los próximos días, la capacidad de negociación binacional por vías oficiales y empresariales será puesta a prueba. Tiempo al tiempo.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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