El presidente Donald Trump ignoró la petición del primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, para que Washington brinde a Kiev garantías de seguridad en materia militar y argumentó que el acuerdo sobre minerales con Ucrania será la única garantía que el país necesita frente a Rusia.
Starmer desplegó carisma para ganarse a Trump, tanto en el Despacho Oval de la Casa Blanca, donde le entregó una carta con una invitación del rey Carlos III para una visita de Estado, como en una rueda de prensa posterior, en la que alabó su “benevolencia” por haber creado la “oportunidad” de un “histórico acuerdo de paz” con Ucrania.
Sin embargo, el primer ministro británico también se mostró firme y reiteró en varias ocasiones la necesidad de que cualquier acuerdo de paz en Ucrania sea un pacto “duradero” y “justo” para Kiev.
Uno de los momentos clave de la comparecencia se produjo cuando Starmer hizo referencia a la Segunda Guerra Mundial, un periodo histórico al que Trump alude con frecuencia, para insistir en el principio de los Aliados de que, tras la guerra, “hay que ganar la paz”.
“La historia debe estar del lado del pacificador, no del invasor”, subrayó Starmer.
Pese a sus esfuerzos, Starmer no logró su principal objetivo en la Casa Blanca: persuadir a Trump de que una paz duradera en Ucrania solo será posible si EUA otorga garantías de seguridad a Kiev, ya que su poder militar actuaría como un factor disuasorio frente a un nuevo ataque de Rusia.