El Congreso de la Ciudad de México votará el próximo martes 18 de marzo la reforma que aboga por corridas de toros sin muerte ni castigos.
Esto luego de que la Comisión de Puntos Constitucionales e Iniciativa Ciudadana del congreso local aprobara la iniciativa planteada por la jefa del gobierno capitalino, Clara Brugada.
Los 10 diputados miembros de la comisión votaron a favor del dictamen, tras la adaptación del texto que pasó de prohibir las corridas de toros, a modificar su reglamento.
Así, la nueva regulación taurina limitará al capote y la muleta los instrumentos para la lidia, acortará a 10 minutos las faenas, no permitirá el uso de espadas y banderillas, y se enfundarán los cuernos del toro para que no dañen.
En el marco de su proceso legislativo, José Luis Carranza Gutiérrez, presidente de Fundación FRECDA, una de las asociaciones impulsoras de la iniciativa modificada este viernes señaló a EFE que no están “contentos” con que continúe como espectáculo el “uso de los toros”.
No obstante, considera que los cambios legales propuestos “ayudarán a eliminar por sí mismos las corridas de toros, ya que los mismos taurinos dicen que las corridas de toros sin sangre no es tauromaquia y que dejarán de ir”.
“Ojalá lo cumplan y se termine de una vez por todas ese espectáculo”, añadió.
En esto, no solo coincidieron antitaurinos y aficionados, pues el abogado Salvador Arias declaró a EFE que se trata de “una prohibición disfrazada”.
Para Arias “no se reconoce la corrida de toros, es un espectáculo distinto y absurdo”.
El proyecto de ley señala que el bovino “al finalizar el espectáculo taurino, el toro deberá ser devuelto a la ganadería”.
Sobre este supuesto, el ganadero Julio Uribe, propietario de la divisa Torreón de Cañas, explicó a EFE que es imposible de cumplir, pues al haber estado en una plaza “pueden adquirir enfermedades”.
Precisó que “la ganadería no es rastro”, por lo que deben ir a un matadero de regreso, pese a este cambio legal.
Explicó que la plaza de toros compra las reses, por lo que “no tiene sentido” devolverlas a sus criadores.
“Se van a matar 90 mil cabezas en el campo en vez de las 12 mil que mueren en plazas”, finalizó el ganadero bravo.