La Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) de Argentina definió como objeto de interés estratégico a quienes “erosionen la confianza” en funcionarios, manipulen la opinión pública o afecten la percepción sobre las políticas del Gobierno de Javier Milei, según un documento de 170 páginas obtenido por el diario La Nación y verificado por 2 fuentes independientes.
El Plan de Inteligencia Nacional (PIN) amplía las atribuciones de los servicios de inteligencia en áreas sensibles sin precisar límites entre inteligencia externa e interna. Establece como prioridad el seguimiento de actores que incidan en la percepción pública mediante nuevas tecnologías o inteligencia artificial, así como la desinformación en procesos electorales, sin distinguir entre operaciones extranjeras o nacionales.
El documento elaborado bajo la dirección de Sergio Neiffert plantea como objeto de vigilancia cualquier conducta que altere la percepción social mediante “distorsión” o “manipulación”, en una formulación ambigua que podría abarcar a periodistas, economistas críticos, influenciadores o incluso funcionarios del oficialismo, según La Nación.
El plan también reafirma el alineamiento estratégico del Gobierno con Estados Unidos e Israel, en línea con la política exterior anunciada por el presidente Milei desde su asunción.
Tras una reasignación presupuestaria en mayo, la SIDE recibió 25,250 millones de pesos adicionales, con lo que su presupuesto para 2025 asciende a 80,872 millones (71 mdd), de los cuales 13,436 millones (11 mdd) están destinados a “gastos reservados”, según datos del Ministerio de Economía y el Boletín Oficial.

