Jue. Jul 10th, 2025

Morocha

Por Redacción Jun23,2025 #Colima #Cultura
Imagen generada con Gemini

Había una vez…

Por Rosario Iglesias

Para alguien a quien le gusta el nombre de Nicanor

En un lugar no muy remoto, ni con bosques mágicos, ni con sonidos celestiales, era un lugar común y corriente… los ruidos eran de la modernidad que trae consigo la comodidad de los autos, el sonido de las fábricas y de los aires acondicionados; las calles de empedrado o de asfalto hacían muy peculiar su angostura arbolada… era un lugar moderno, pero con un hálito de reticencia a los drásticos cambios que penden sobre la geografía de tan linda ciudad.

Bueno, pues allí había un personaje… se tambaleaba entre el mundo de la bohemia recalcitrante y una intelectualidad que nutría a base de lecturas y pláticas de café y de bar, y de los recuerdos de una espectacular vida de trabajo y viajes. Acudía casi siempre al barecito que estaba en la esquina, cerca de su casa en la parte más alejada del pueblo, a cuyo dueño conocía y él era bien tratado allí… entre cánticos y ocurrencias veía pasar sus días, ¡le gustaba eso!

Morocha era igual que todas las perras: ladraba igual, corría igual, movía la cola igual… pero, a la vez, no se parecía a ninguna… tenía en su mirada un aire de nostalgia perruna que a nuestro bohemio le gustó e, inmediatamente, se arrimó a la perrita sin temor, acariciándole la cabeza… Ante lo sorprendente del gesto, el animal no reaccionó de acuerdo a su instinto y se solazó con la caricia, cerró sus ojitos y dejó salir el rescoldo de tormenta que tenía guardado para alguna ocasión especial…

Se generó un vínculo tan fuerte que, cada que veía pasar a Nicanor (así se llama el personaje bohemio), se quedaba quieta, en espera de la caricia y la palabra. Terminó Moroña por no retozar en el campo como acostumbraba, para esperar pacientemente, a un lado de la puerta del bar, la llegada de esa caricia, de esa plática que la hacía sentirse especial… no le gruñía, no le ladraba, morderle, ¡ni pensarlo! Siempre hacía sus mejores “suertes” para agradar a Nicanor.

De repente, las cosas cambiaron en el azul cielo de Moroña y nubes negras apuntaban a poner en peligro aquel binomio perro-hombre: Nicanor dejó de frecuentar ese bar… ahora, sus visitas eran muy esporádicas.

Morocha se preguntaba por qué, y aunque ella pensó que no había más llanto en sus ojitos, este silenciosamente se deslizaba por los belfos de tan noble animal, quien, con un lengüetazo, lo quitaba, como para conjurar esa infinita tristeza que le invadía no solo el alma, sino también el pensamiento positivo… -no sé si los perros tengan pensamiento positivo-, pero de repente a Moroña le dieron ganas de ladrar, de gruñir y de morder, de morderle el corazón a quien le hacía daño, y buscó… buscó con ahínco y ¡encontró!

Efectivamente, era otro bar, otra música, otros vinos y… otra perra que brincaba y daba cabriolas ante los ojos emocionados de Nicanor… ¡pobre Moroña! Toda la rabia que llevaba se trastocó en dolor y cayó derrumbada, con las ideas perdidas, el corazón turbado, acobardada…

Ya no más esa voz que amaba, no más las caricias que la transportaban a otros mundos, ya no más la predilección que la nutría… Se quedó pasmada ante la seguridad de su pérdida, de su soledad. Así estuvo por varios días… apabullada…

El silbato del tren, a lo lejos, la despertó de su marasmo y corrió hasta llegar frente a la máquina -imponente, férrea-, y con la mirada suplicante, húmeda, le pidió que horadara sus entrañas para buscar el por qué que ella, en sus noches de desvelo, no encontraba… y, lanzando un aullido tan profundo que rompió de la noche su silencio, se fue Moroña en su incansable búsqueda.

Y en ese aullido lastimero y triste, con el vacío que el eco agranda, como emulando al amor de sus amores, parecía decir:

“Graaaacias, un beso”.

Este texto nació en el Taller de Creatividad y Escritura Audiovisual, impartido por el guionista Seth Álvarez, un espacio para imaginar, escribir y desarrollar historias en distintos formatos: desde cuentos hasta ideas para cortos o escenas. No necesitas experiencia previa, solo ganas de contar algo propio.

Autor

Related Post

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *