Este viernes 22 de septiembre se presentará la obra ganadora del Primer Premio Internacional de Metapoesía 2020, Cápsula nihilista para un viaje interestelar o esquizopoemas de quien pensó cortarse las venas con trizas de un espejo en sanitaria público, del escritor jaliscolimense y universitario Gabriel Govea Acosta.
El evento se realizará en el Archivo Histórico del Municipio de Colima, a las 7 de la tarde, y comentarán la obra los poetas Jesús Adín Valencia y Miguel Ángel León Govea; a cargo de la moderación estará Krishna Naranjo, escritora y directora de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima.
Metapoesía, para uno de sus teóricos y exponentes principales, J. Lallemant, “es innovación y renovación en las formas visuales y escritas de la poesía”. En otras palabras, dice, “metapoesía es la poesía que versa sobre la misma poesía pero, más allá de todo esto, es poesía más allá de la poesía. Por tanto, la metapoesía, per se, es innovación en todo el sentido de la palabra, y debe ir más allá de los formalismos y de los mecanismos tradicionales, si es que verdaderamente quiere acometer con certeza su propósito”.
En una entrevista, Gabriel Govea contó que el libro se publicó desde agosto del año pasado en Amazon; sin embargo, “hubo detalles en el proceso que hicieron necesarias varias revisiones… ha sido una esquizo-travesía digital y geográfica porque el presidente del Movimiento Internacional de Metapoesía, Jorge Piña, reside en Nueva York y el editor, Benjamín García, en República Dominicana, mientras que yo estoy en Colima, y además se imprime en Chicago, a donde viajé para recogerlo, pues debido a políticas de la empresa no es posible hacer un pedido a precio de autor fuera de Estados Unidos”.
Además, recordó que el jurado calificador estuvo constituido por Jorge Piña (Nueva York), Ike Méndez (Santo Domingo), Karina Rieke (Nueva York), Bernardo Silfa Bor (Murcia), Bismar Galán (Santo Domingo), Taty Hernández Durán (Massachusetts), Daniel Tejada (Madrid) y Antonio Ruiz Pascual (Madrid).
En su dictamen, el jurado dijo que “desde el epígrafe que apuntala el poemario y su alumbrador prólogo poético, navega por el terrible territorio del delirio y la vigilancia de la locura en la vigilia. Nos sumerge con metáforas iluminadoras en la poesía, en la metapoesía de nuestra época, poesía que circunnavega en los mares de la amargura y de las aspiraciones del ser mortal, transitorio y fugaz, pero que también se sueña permanencia y esperanza”.
Así que, en julio pasado, continuó el autor, “viajé a la Ciudad de los Vientos por 3 motivos: visitar a una amiga, celebrar mi ‘cuarentena’ de años cada vez menos virulentos, y recoger los libros para traerlos conmigo de vuelta”. Por otro lado, confesó una anécdota inverosímil: “Habría jurado con ahínco que a un esquizo de tan singular figura no le vendría nada bien vestirse de tanga para algún día soleado de playa; no sé qué pasó, pero en el Boystown, lo que imagino la región distal de mi mente, quizá tangente neurológica con alguna inhóspita lesión, envió la instrucción de comprarla”.
Para concluir, contó: “Desde hace tiempo quería conocer el Lago Michigan, lo imaginaba como a un mar dulce y bondadoso, helado y transparente; así que le hizo honor la prenda del Boystown, ajustada, color negro y con una franja elástica de arcoíris en su borde superior, por decirlo así, pues toda la prenda consiste en bordes… y de esto trata el libro: viajes lejanos, anécdotas insignificantes, desdoblamientos de la voz mental, caos en busca de expresión verbal, objetos resonantes e íntimos, visiones de cables como cadenas”.
El domicilio del Archivo Histórico del Municipio de Colima se ubica en la calle Independencia 19, Centro, y el evento está abierto al público en general que guste de la lectura y la poesía.