Aunque el huracán Priscilla ya se aleja de las costas de Colima, la comunidad de Boca de Pascuales, en el municipio de Tecomán, continúa enfrentando los efectos del fenómeno, principalmente por el fuerte oleaje que se mantiene desde las primeras horas de este lunes 6 de octubre y que mantiene en alerta a los habitantes y ramaderos de la zona.
La comisaria de Pascuales, María del Rosario Vargas Sánchez, informó que el incremento del oleaje comenzó alrededor de las 6:30 de la mañana, cuando las olas empezaron a salirse de la zona conocida como La Aldea Bruja hacia La Boca, con una fuerza inusual.
“Toda la noche estuvo tranquilo, pero a partir de las 6 y media ya empezaron a salir las olas de la aldea Bruja hacia La Boca. Con muchísima fuerza están saliendo”, relató.
Explicó que, aunque las autoridades ya levantaron la contingencia oficial, los efectos del huracán siguen activos en la zona costera, donde el mar continúa avanzando sobre las ramadas y viviendas más cercanas a la playa.
“Ya pasó el huracán, pero nosotros apenas estamos viviendo el problema del oleaje”, comentó.
Según la comisaria, la población evacuó de manera voluntaria desde el domingo por la noche. Los habitantes retiraron sus muebles, estructuras y objetos de valor, y muchas de las personas afectadas se encuentran resguardadas en un albergue del Conafe que la misma comisaría sostiene. Los ramaderos permanecen en ese lugar por 2 razones principales: primero, para resguardarse y evitar trasladarse hasta Tecomán, y segundo, para cuidar sus pertenencias del saqueo del que anteriormente ya han sido víctimas.
“Las personas se salieron sin que fueran forzadas. Resguardaron sus cosas, pero ahora el problema es que nos ingresa gente de fuera, y cada vez que se sale el mar se llevan mesas, sillas, pertenencias… son robos, es un saqueo prácticamente de gente que viene de Tecomán”, denunció.
Vargas Sánchez indicó que unas 12 personas permanecen en el lugar, principalmente familias que viven entre la enramada “Karla” y “La Boca”, quienes se niegan a abandonar la comunidad por temor a que sus viviendas y negocios sean saqueados.
“No se quieren ir porque saben que en cualquier momento el mar bajará y quieren ingresar a sus casas”, explicó.
Lamentó que, pese a la situación, el cerco de seguridad pública fue retirado durante la mañana, justo cuando el oleaje se intensificó y el riesgo para las viviendas era mayor.
“Nos quitaron la seguridad a las 8 de la mañana, igual que ayer se había cerrado el paso a partir de las 8 de la noche. Y ahora, aunque la contingencia ya se levantó, aquí seguimos viviendo los estragos”, dijo.
Vargas Sánchez reconoció la presencia de la Sedena, la Guardia Nacional y Protección Civil, pero hasta la noche del domingo, “se retiró durante la mañana del lunes, dejando a la comunidad prácticamente sin vigilancia.”
Por ello, la comisaria hizo un llamado a las autoridades para que mantengan la presencia en Boca de Pascuales, tanto por seguridad como para continuar el monitoreo del comportamiento del mar, ya que la población teme tanto los daños materiales como los saqueos en las enramadas y viviendas deshabitadas.
“La gente tiene miedo de irse porque sabe lo que pasa cuando se quedan las casas solas. Ojalá regresen los rondines y se mantenga el apoyo hasta que el mar se calme”, concluyó.




