Rusia atacó hoy el centro de la ciudad oriental ucraniana de Járkov, donde se cobró nuevas víctimas civiles un día después del mortífero bombardeo de la localidad de Groza, que se encuentra en la misma región y apenas a 34 kilómetros del frente de Kupiansk-Limán, la única zona donde las tropas rusas mantienen acciones ofensivas.
Una mujer de 68 años y su nieto de 10 años murieron al impactar un misil contra un edificio de viviendas, informó el jefe de la administración militar de la región de Járkov, Oleg Siniegúbov, que añadió que entre la treintena de heridos se encuentra un bebé de 11 meses, hermano del menor fallecido.
Más de 500 niños ucranianos muertos
Con el de hoy son ya más de 500 niños ucranianos muertos en ataques rusos desde el comienzo de la invasión a gran escala de Ucrania, en febrero del año pasado, según las autoridades de Kiev.
“El chico asesinado era un niño. Tenía 10 años…”, escribió en Telegram el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que transmitió sus condolencias a los familiares y amigos de las víctimas.
El mandatario agradeció a todos los que participan en las labores de rescate y a los militares ucranianos que “aniquilando a los ocupantes acercan la justicia a Ucrania”.
“Nuestra resiliencia, nuestro avance y las bajas diarias de los ocupantes deben ser la respuesta al terror ruso”, enfatizó.
Siniegúbov cifró en al menos 30 los heridos como resultado del ataque ruso de este viernes por la mañana con 2 misiles Iskander contra zonas residenciales de Járkov, ciudad situada apenas a 40 kilómetros de la frontera con Rusia.
Mientras en Járkov, donde sufrieron daños de diversa consideración cerca de 70 edificios, se llevaban a cabo las labores de rescate, se conocían nuevos detalles de la matanza de Groza del jueves, en la que murieron 52 personas, según los últimos datos.
La mitad de la población de Groza muerta por un misil
“Es un pueblo pequeño. Tenía un centenar de habitantes. La mayoría de los habitantes de este pueblo fueron asesinados por un solo misil lanzado por los rusos”, dijo el portavoz de la Fiscalía de la región de Járkov, Dmitró Chubenko, al telemaratón informativo de la televisión ucraniana.
El proyectil ruso, un cohete Iskander, cayó en una cafetería donde se celebraba el velatorio de un militar cuyos restos habían sido enterrados en otro lugar y habían sido trasladados para ser sepultados en Groza, su aldea natal. En el ataque murieron su viuda, su hijo y su nuera, según medios locales.
La Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos informó hoy de que ha enviado un equipo a Groza con el fin de hablar con sobrevivientes y obtener más información sobre la tragedia.
El ataque “muestra una vez más el terrible precio que los civiles están pagando 20 meses después de la invasión rusa”, señaló la portavoz de la oficina Liz Throssell.
Según la fuente oficial, la Misión de Monitoreo de Naciones Unidas en Ucrania por ahora ha identificado a 35 de los 52 fallecidos (19 mujeres, 15 hombres y un niño de 8 años).
Rusia dice que solo ataca objetivos militares
El Kremlin aseguró hoy que el Ejército ruso solo asesta golpes contra objetivos militares y no civiles, tras los 2 ataques consecutivos con misiles contra la región de Járkov.
“Insistimos, los militares rusos no lanzan ataques contra objetivos civiles”, dijo Dmitri Peskov, portavoz presidencial, durante su rueda de prensa telefónica diaria.
Peskov agregó que “los ataques se perpetran contra objetivos de la infraestructura militar, lugares de concentración de soldados, altos mandos del Ejército”.
En su parte de hoy, de resumen de las acciones de la semana, el Ministerio de Defensa de Rusia indicó que, en el frente de Kupiansk, sus tropas causaron 405 bajas, entre muertos y heridos, a las tropas ucranianas, que perdieron además 5 tanques, 15 vehículos militares y otras tantas piezas de artillería.