Los afrodescendientes que viven en la Unión Europea sufren un racismo y una discriminación “extendida y recurrente” que se prolonga a lo largo del tiempo y en todas las facetas de su vida, según un informe que denuncia que, lejos de mejorar, el problema ha empeorado en los últimos 6 años.
“La falta de progreso es alarmante”, afirma la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA) de la UE en la segunda edición del informe “Ser negro de la UE”, publicado hoy, y en el que se indica que el 45% de los africanos o descendientes de africanos que residen en la Unión Europea sufren situaciones de racismo y discriminación.
Ese dato, obtenido de una encuesta realizada el año pasado entre casi 7 mil personas en 13 países de la Unión Europea, muestra un empeoramiento del sentimiento de discriminación respecto al 39% de los afrodescendientes que en un estudio de 2016 denunciaron haber sufrido comportamientos racistas.
“Empieza en el colegio y continúa cuando avanzas por la vida, buscando un trabajo o un apartamento. Se va acumulando a lo largo del tiempo”, explica a EFE Vida Beresneviciute, una de las autoras del informe.
Trato injusto
Aunque Beresneviciute indica que esos 6 puntos, del 39 al 45%, de la prevalencia de la discriminación es estadísticamente pequeño, insiste en que lo importante es que el estudio confirma que “los europeos no son ahora menos racistas” que en 2016.
Y, sobre todo, que el racismo que experimentan es “extendido y persistente” y no se trata de incidentes aislados.
“Los afrodescendientes reciben habitualmente un trato injusto y con prejuicios cuando buscan empleo o vivienda. La discriminación racial, el acoso y la violencia siguen acechando sus vidas cotidianas”, es la rotunda denuncia que hace en el prólogo del informe el director de la FRA, Michael O’Flaherty.
El informe de la FRA hace un repaso por diferentes situaciones que tienen que vivir los afrodescendientes en la Unión Europea. Así, el 30% de los encuestados señala haber sufrido acoso, el 58% haber sido sometido a controles policiales debido al color de su piel, y el 34% dice haberse sentido discriminado al buscar trabajo.
Un tercio de los afrodescendientes afirma haber sufrido discriminación cuando intentaba encontrar una vivienda, y los jóvenes afrodescendientes tienen 3 veces más probabilidades de abandonar prematuramente los estudios que entre la población general.
Más de un tercio de los afrodescendientes encuestados realizan trabajos por debajo de su nivel de formación, 14 puntos más que entre la población general sobrecualificada, y otro 30% tiene trabajos temporales, 3 veces más que entre el conjunto de los ciudadanos, según los datos de la FRA.
Más sanciones
Pese a que desde el año 2000 la UE dispone de una legislación antidiscriminatoria vinculante, los testimonios de los negros que viven en Europa hablan de un empeoramiento de la situación.
Al respecto, Beresneviciute señala que del informe se concluye que muy pocos de los encuestados conocen la existencia de leyes contra la discriminación y el informe lamenta que apenas un 9% de quienes sufren episodios de racismo acaban denunciándolo.
Por ello, el informe recomienda a los miembros de la UE medidas como que apliquen correctamente la legislación e impongan sanciones eficaces y proporcionadas contra el racismo y los crímenes de odio, o que se desarrollen políticas para abordar el racismo en la educación, el empleo, la búsqueda de vivienda o la sanidad.
Entre los países que participan en el estudio, Austria y Alemania tienen los índices más altos de discriminación, con un 67 y un 65% de los afrodecendientes encuestados afirmando que han sufrido discriminación en los 5 años previos a la encuesta.
Polonia, con el 21%, es el país donde, según la FRA, la discriminación está menos extendida, seguida de Portugal y Suecia, con el 27%.
En España, el 37% de los encuestados afirmaron haber sufrido episodios de racismo o discriminación racial en ese periodo.
“El racismo y la discriminación no deberían tener cabida en nuestras sociedades”, señala O’Flaherty en un comunicado difundido por la FRA, en el que pide a la UE y a los países miembros que garanticen “que las personas de ascendencia africana también puedan disfrutar libremente de sus derechos sin racismo ni discriminación”.