Estados Unidos bombardeó en la noche del 12 de noviembre 2 instalaciones en el este de Siria utilizadas por la Guardia Revolucionaria Islámica iraní y grupos asociados para almacenar armas, informó el presidente estadounidense, Joe Biden.
En una carta enviada al líder de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, el mandatario demócrata apuntó que esos 2 enclaves también servían como centro de entrenamiento y de control, entre otros propósitos.
Los lanzamientos, según dijo, estuvieron pensados para limitar el riesgo de escalada del conflicto y para evitar las bajas civiles.
“Ordené los ataques para proteger y defender a nuestro personal, rebajar e interrumpir la serie de ataques en curso contra Estados Unidos y nuestros socios, y disuadir a Irán y a los grupos de milicias respaldados por Irán de realizar o apoyar nuevos ataques contra personal estadounidense”, sostuvo Biden.
El presidente apuntó que esta acción militar es coherente con su responsabilidad de proteger a ciudadanos estadounidenses tanto en territorio nacional como en el extranjero.
En su opinión, esta maniobra fue “proporcionada” y consistente con la legislación internacional y con el derecho de Estados Unidos a la autodefensa.
“Estados Unidos está preparado para tomar nuevas acciones, según sea necesario y apropiado, para abordar nuevas amenazas o ataques”, añadió Biden en esa misiva, donde recordó que grupos afiliados a la Guardia Revolucionaria han perpetrado ataques recientes contra personal e instalaciones estadounidenses en Irak y Siria.
Según destacó, esos ataques han puesto bajo una extrema amenaza las vidas de personal estadounidense y de las fuerzas de la coalición que actúan junto a Estados Unidos.
La viceportavoz del Pentágono, Sabrina Singh, indicó en una conferencia de prensa este martes que desde el pasado 17 de octubre las fuerzas estadounidenses han sufrido 55 ataques, 27 de ellos en Irak y 28 en Siria, hiriendo a 59 personas, que ya se han reincorporado a sus puestos.