El presidente Andrés Manuel López Obrador prohibió por completo las máquinas similares a las tragamonedas en los casinos, que fueron legalizadas en el sexenio de Felipe Calderón y avaladas en 2016 por decisión unánime de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
De acuerdo con información de Reforma, el Ejecutivo publicó este jueves la reforma al Reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos, que suprime los “sorteos de números o símbolos a través de máquinas”, eufemismo que se ha usado desde 2013 para referirse a equipos similares a las tragamonedas.
La reforma no será retroactiva, es decir, los 444 casinos que operan actualmente en el país podrán mantener sus máquinas, pero sólo durante la vigencia de sus permisos sin que puedan exceder de 15 años, aun para quienes recibieron autorizaciones para varias décadas.
Los permisos vigentes incluyen 408 casinos adicionales que no operan y, si se pretende abrirlos, ya no podrán tener “máquinas de sorteos”, misma restricción que aplicará para prórrogas de permisos o nuevas autorizaciones.
Para justificar la medida, detalla Reforma, el Gobierno argumenta que este tipo de máquinas no están permitidas por la LFJG, que solo autoriza el dominó, ajedrez, damas, bolos, billar, dados, boliche y sorteos, y que el Congreso no ha reformado desde 1947.
En vez de buscar una reforma legal con sus mayorías en ambas Cámaras, el Ejecutivo volvió a emitir regulación unilateral por medio del reglamento como hicieron Vicente Fox en 2004, Calderón en 2012 y Enrique Peña Nieto en 2013.
“El Estado mexicano tiene la responsabilidad de salvaguardar los derechos de las personas en condición de vulnerabilidad, evitando los efectos potencialmente dañinos del juego con apuesta y azar que puedan impactar en la niñez, la adolescencia, la juventud del país y sus adultos mayores, así como el daño que se llegue a generar a las personas con discapacidad mental o psicosocial o aquellos que sufren alguna enfermedad o adicción, como lo es la ludopatía o el trastorno del juego”, explicó el Gobierno en septiembre cuando publicó el proyecto.
Las “máquinas de sorteos”, refiere Reforma, son la principal atracción de las salas, dado que los juegos de cartas y la ruleta no están permitidos, y las apuestas deportivas se pueden hacer por internet.
“La participación de jugadores en las salas disminuiría drásticamente, pues la oferta de entretenimiento se vería gravemente afectada. Una mayoría de las salas cerrarían y se perderían miles de empleos directos e indirectos”, afirmó la Asociación de Permisionarios y Proveedores de Juegos y Sorteos (APPJS).
“La contracción en la oferta de entretenimiento a los usuarios provocaría un cierre masivo de salas de juegos, acompañado de una reducción de cerca de 90% de sus aportaciones fiscales, además de impactar profundamente en el empleo”, agregó la Asociación de Permisionarios, Operadores y Proveedores de la Industria del Entretenimiento y Juego con Apuesta (AIEJA).
Los casinos pagan unos 12 mil millones de pesos anuales al fisco, entre impuesto especial a las apuestas, IVA, ISR, impuestos estatales y participaciones a la Secretaría de Gobernación (Segob).
La reforma también elimina la figura del operador, por la cual una empresa distinta del permisionario es la que está a cargo de los casinos, reducirá de 25 a 15 años la vigencia máxima de nuevos permisos, y se usará un solo criterio para pago de participaciones a Segob, pues actualmente aplican distintos porcentajes a cada permisionario.
Según precisa el diario nacional, en 2016, cuando revisó la reforma de Peña Nieto que reguló las tragamonedas como “sorteo de números o símbolos”, la Corte aclaró que el Ejecutivo no fue más allá de lo que permite la LFJS, porque dichas máquinas sí pueden ser consideradas como un sorteo, dado que el resultado no depende de la habilidad del jugador.
“Es cierto que las máquinas se programan, pero mientras esta programación no sea alterada, para efectos del usuario sigue siendo exclusivamente el azar el que determina, no hay ninguna habilidad”, dijo en aquella ocasión el entonces Ministro Arturo Zaldívar.
Esto hace a las tragamonedas distintas de los juegos de azar, que implican cierta destreza y la ley sólo lo permite parcialmente. Es por eso que, hasta la fecha, los juegos con naipes siguen prohibidos.
Con información de Reforma