La falta de baños en condiciones de salubridad afecta a más de 80 millones de latinoamericanos y se calcula que unos 300 mil menores de 5 años mueren anualmente por enfermedades que podrían prevenirse si tuvieran acceso a instalaciones de saneamiento adecuados y agua limpia.
Las estimaciones del programa de Monitoreo y Abastecimiento de Agua desarrollado en conjunto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) desvelan cómo los niños fallecen a causa de enfermedades gastrointestinales prevenibles, principalmente la diarrea, porque sufren condiciones de higiene precarias y falta de baños adecuados.
El agua limpia que corre al abrir una canilla o tirar la cadena de un retrete, que muchas personas dan por hecho, son desafíos para millones de latinoamericanos en grandes ciudades, zonas rurales, núcleos de población indígena o de personas en situación de exclusión social, que los Estados no logran solucionar.
Las enfermedades relacionadas con el agua
Dentro de Latinoamérica, países como Bolivia (39%), Guatemala (34%), Perú (25%), Nicaragua (25%), Honduras (18%), Panamá (16%), Ecuador (12%) y El Salvador (12%) presentan los porcentajes más elevados sin acceso a saneamiento básico, según Washdata.org.
“La falta de saneamiento básico puede afectar distintos aspectos de la vida de una comunidad: contaminando el medioambiente, damnificando los recursos hídricos, y aumentando el riesgo de enfermedades”, explicó a EFE el director de Marketing en Kimberly-Clark Latinoamérica, Kenneth Hylton, quien cita la malnutrición, la diarrea y las intoxicaciones entre las enfermedades que más se presentan.
“Enfermedades relacionadas con el agua son responsables de 3.4 millones de muertes por año en todo el mundo”, afirmó el representante de la multinacional estadounidense, con la que EFE mantiene un acuerdo de difusión de contenidos sobre salud y desarrollo.
Retraso y abandono escolar, especialmente en mujeres
Enfermedad y muerte no son las únicas consecuencias de la carencia de baños dignos. También de manera indirecta causa desigualdad social: retraso, abandono escolar e, incluso, inequidad de género.
La falta de sanitarios adecuados dificulta a las estudiantes asearse durante el período menstrual, por lo que necesitan ausentarse más durante los tiempos de clase, o corren más riesgo de enfrentar acoso sexual al acceder a instalaciones compartidas.
La problemática limita, además, el progreso de las mujeres y niñas en comunidades vulnerables porque son las que invierten más de 200 millones de horas diarias para recolectar agua potable, según la ONU.
“Baños cambian vidas”
El programa “Baños Cambian Vidas” construye sistemas de abastecimiento de agua e instalación de tuberías, promociona la educación sobre higiene, implementa planes de protección para las fuentes del recurso hídrico y forma comités locales para la supervisión y el mantenimiento, entre otras acciones.
El programa ha mejorado la calidad de vida de más de 5 millones de personas en América Latina desde 2015 a nivel regional y aspira a alcanzar a más de 10 millones de vidas en la región hacia 2030.
Kimberly-Clark ya ha invertido unos 7 millones de dólares y sólo este año se estima que beneficiará a 618,323 personas.