El Mallorca del mexicano Javier Aguirre acabó con el sueño del Girona en la Copa del Rey y se plantó en las semifinales por quinta vez en su centenaria historia, a lo grande, sufriendo en un agónico final, frente al equipo de moda en Europa y líder de LaLiga (3-2).
Con Rafa Nadal aportando todo su carácter ganador desde la grada, Son Moix jugó un papel clave en el desarrollo de la eliminatoria.
Los bermellones no jugaban en casa un partido del torneo copero desde hace 2 años y el apoyo incansable de su público fue determinante en muchas fases del choque.
Ya el sorprendente 3-0 de la primera parte con un doblete de Abdón Prats y un tanto de Cyle Larin fue todo un mazazo para el equipo de Míchel, muy poco acostumbrado esta temporada a sufrir revolcones de esa magnitud.
De hecho, el Girona se presentó en Palma con una hoja de servicios inmaculada; 13 meses invicto -no perdía desde el 30 de septiembre ante el Real Madrid en Montilivi- tras 17 partidos de liga y Copa.
Pero el líder de la Liga se vio superado desde el inicio del choque. El Mallorca presionó más, fue más incisivo, mordió en todas las zonas del campo y la defensa del equipo catalán, con el canterano húngaro Antal en el sitio de Eric García, hizo aguas sin poder contener a la dupla Prats-Larin.
Míchel decidió reforzar su ataque en la segunda mitad y situó al goleador ucraniano Artem Dovyk junto al uruguayo Cristhian Stuani.
También entraron Yan Couto, Portu y Valery, aunque la defensa bermellona, reforzada con Toni Lato y Samu Costa, supo responder al dominio visitante propiciado por el repliegue de sus líneas.
El choque cambió de manera radical en el minuto 66. El árbitro decretó penalti por un posible agarrón de Raillo en el área -marcó Stuani– y expulsó al central mallorquinista por protestar.
A partir de entonces, el Mallorca se atrincheró atrás intentando que los minutos pasaran lo más rápido posible. El Girona se volcó en el campo mallorquinista para recortar distancias en el marcador y llegar al final con opciones de, al menos, forzar la prórroga.
El equipo de Míchel no lo consiguió, pese a su dominio y jugar con ventaja numérica.
El sueño de alcanzar las primeras semifinales de la Copa del Rey en la historia del equipo gerundense tendrá que esperar, pese a que el 3-2 marcado por Savinho en el tiempo añadido abocó el choque a un final agónico.