Los finlandeses decidieron apostar por la continuidad en las elecciones presidenciales de este domingo y eligieron al candidato conservador, Alexander Stubb, nuevo jefe de Estado, en sustitución del también conservador Sauli Niinistö, el hombre que metió a Finlandia en la OTAN.
Con su victoria, la más ajustada de la historia en unas presidenciales, Stubb, de 55 años, se convertirá en el segundo político del partido conservador Kokoomus que accede a la Presidencia de la República desde 1956, tras varias décadas de hegemonía socialdemócrata.
Al final del escrutinio, Stubb obtuvo el 51.6% de los votos, frente al 48.4% del ecologista Pekka Haavisto, una diferencia muy inferior a lo que pronosticaban los sondeos previos, pero suficiente para hacerse con la jefatura del Estado.
“Es el mayor honor de mi vida. No hay tarea más grande que ser el presidente de la República”, dijo Stubb a la prensa visiblemente emocionado tras conocer los resultados.
Haavisto, de 65 años, logró contener a duras penas su decepción tras perder por tercera vez consecutiva unas elecciones presidenciales, todas ellas contra candidatos conservadores, en el que probablemente era su último intento.
No obstante, mostró la misma caballerosidad que durante la campaña electoral y, tras estrechar la mano a Stubb y felicitarlo, afirmó que Finlandia tendrá un presidente muy competente, gracias a la amplia experiencia internacional de su rival.