El director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, invitó hoy en Dubái a Irán a cooperar y permitir la visita de inspectores internacionales a sus instalaciones nucleares, y afirmó que su organización cree “en la diplomacia y no en los bombardeos”.
El argentino respondía a una pregunta en un panel de la Cumbre Mundial de Gobiernos (WGS, en inglés), en Dubái, sobre la acusación de su organismo contra la República Islámica de haber triplicado la producción de uranio más allá de lo necesario para un programa con fines pacíficos.
“Todos son hechos. No tenemos agenda política aquí”, dijo Grossi en la WGS, un foro de autoridades políticas y económicas globales que comenzó este lunes en la ciudad emiratí.
“Si Irán quiere tener un programa nuclear (…) pues pueden tenerlo, no hay problema con esto, pero deben respetar un sistema de inspecciones y responder y no dejar de cooperar con el OIEA”, dijo.
“Creemos en la diplomacia, no creemos en los bombardeos, pero para hacerlo necesitamos que a nuestros inspectores se les permita hacer su trabajo”, añadió Grossi.
Lamentó que “según la reciente historia en esta región cuando estás preparando para una visita de inspectores a un sitio, la cosa no es muy buena. Por eso creo que tenemos que pensar 2 veces y asegurarnos de que la cooperación sigue”.
El OIEA dijo a finales de diciembre que Irán ha triplicado hasta 9 kilogramos al mes la producción de uranio enriquecido al 60%, cercano al nivel necesario para un arma nuclear, revirtiendo así el ritmo a la baja de los últimos meses.
La organización dijo entonces que esto representa un aumento respecto a los aproximadamente 3 kilos que se producían al mes desde junio, y una vuelta al ritmo mensual de 9 kilos durante la primera mitad de 2023.
El pasado 15 de noviembre el OIEA anunció que Irán disponía ya de 128.3 kilos de ese combustible nuclear al 60%, por debajo del 90 necesario para un arma nuclear pero muy por encima del máximo del 3.67% impuesto en el acuerdo de 2015, que Estados Unidos abandonó unilateralmente 3 años después.
Irán comenzó a incumplir con ese pacto en 2019, un año después del abandono de Estados Unidos, por el que en 2015 aceptó limitar su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones internacionales.
Desde entonces, ha acelerado sus esfuerzos técnicos y ha limitado el acceso y el control por parte de los inspectores del OIEA.