El comienzo de la cuaresma con el miércoles de ceniza representa también una esperanza de aliviar la sequía que persiste en los campos de Oaxaca.
En el municipio de San Andrés Huayapam, conurbado a la capital oaxaqueña, es costumbre que, a partir del primer día de la cuaresma, decenas de familias de campesinos acudan a llevarse un poco de agua en recipientes o bolsas de plástico de un sitio conocido como “El Pocito” para regarla en sus parcelas y al interior de sus pozos de agua.
Aseguran que, con un poco de este líquido, que brota de un ojo de agua subterráneo, se puede amainar la sequía que enfrentan desde hace más de un año en sus cosechas de maíz, frijol, tomate, cebolla, entre otras frutas y legumbres de autoconsumo.
Esta es una costumbre que se da en el sur del país desde comienzos del siglo pasado, en la que, al término de la misa, los feligreses caminan al afluente a pedir un poco de agua y con ello asegurar religiosamente una buena cosecha y un año con más lluvias.
Pero el agua de “El Pocito” también ha disminuido, junto con el manantial que atravesaba e irrigaba Huayapan y que se alimentaba de 2 ojos de agua ya secos desde hace 2 años, narra a EFE Ángel de Jesús Cortés, quien se encarga de racionar el agua que extrae del pozo ayudado con una polea que lo hace descender unos 5 metros.
“El nivel del agua más que nada sí ha bajado, bajó bastante y esperemos que no siga bajando, pero realmente la verdad se ha visto este año muy bajo el nivel del agua”.
Heriberto López Martínez, un campesino de 67 años originario de la localidad de San Juan Guelavia y, como lo hace desde niño, visitó “El Pocito” para llevar agua a su parcela.
“Este año (2023) no llovió y todos estamos sufriendo por el agua, ahora, la verdad, los pozos se están secando, no hay suficiente agua, nosotros tenemos ganado, tenemos ‘toritos’ y ahí necesitamos del agua para que los animales tomen, por eso venimos a este dichoso pueblo para pedir agua”, comentó.
El agua que se llevó en un pequeño recipiente de menos de medio litro la regará en sus campos y la guardará porque para este año planea construir un nuevo pozo para sustituir el anterior que se le derrumbó.
La creencia se sustenta en que el Cristo de Huayapam les proveerá el agua que esta época de estiaje se volvería un milagro obtener de otra ayuda diferente a la celestial.
De acuerdo con estimaciones de la gerencia regional de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), de los 570 municipios de Oaxaca, 439 sufren una prolongada sequía antes de que se presenten los meses críticos del estiaje, siendo uno de los principales problemas que se extiende por todo el país.