El presidente francés, Emmanuel Macron, inaugurará la Villa Olímpica, la mayor obra de los Juegos de París, que apenas han levantado nuevas infraestructuras y han aprovechado las ya existentes.
Los organizadores de los Juegos sacan pecho porque se han cumplido los plazos para la entrega de esta infraestructura, considerada la obra más amplia de Europa durante los últimos años, según el Elíseo.
Pero también porque el coste de casi 2 mil millones de euros, de los que solo una cuarta parte ha salido de las arcas del Estado, solo se han incrementado un 3% con respecto al proyecto inicial, “una gesta” en tiempos de inflación desbocada y de encarecimiento de las materias primas a causa de la guerra de Ucrania.
El presidente visitará una “ciudad del futuro” de 52 hectáreas, el equivalente a 70 campos de futbol, situada en 3 municipios del norte de París, en una zona industrial casi abandonada en la que en 4 años se han levantado 82 edificios de viviendas, parques, avenidas arboladas y un puente sobre el Sena.
Además, un gran restaurante, zonas de ocio, gimnasios y otros edificios comunes que marcarán la vida diaria de los candidatos a las medallas.
Pensada para albergar a 14,500 atletas entre el 26 de julio y el 11 de agosto y algunos menos para-atletas entre el 28 de agosto y el 8 de septiembre, la Villa se transformará en “una ciudad ecológica” posteriormente, donde vivirán unas 6 mil personas, con comercios, 2 escuelas y todo tipo de servicios.
Los constructores hacen hincapié en que en el proyecto se ha dividido entre 2 la huella de contaminación y que los edificios apuestan por una eficiencia energética gracias al uso de materiales aislantes y a la geotermia.
No ocultan que se han inspirado en las Villas Olímpicas de Barcelona 1992 y de Londres 2012, en términos de concepción y herencia de la obra, pero que han ido más lejos en el apartado medioambiental porque desde entonces las exigencias son mayores.
A partir de 2025, los 3 mil apartamentos que servirán de cuartel general a los atletas, para–atletas y sus cuerpos técnicos se irán transformando en viviendas para albergar a 6 mil ciudadanos.