Jue. Nov 21st, 2024

Ve Leonardo Valdés riesgos en el avance de la democracia

Al dictar la conferencia inaugural del Seminario “Elecciones y Democracia 2024”, el doctor Leonardo Valdés Zurita comentó que el sistema electoral mexicano ha experimentado una profunda transformación en las últimas décadas, transitando de un sistema hegemónico a uno plural y competitivo. Este proceso, dijo, ha permitido avances significativos en la democratización del país.

Valdés Zurita, apoyándose en Daniel Cosío Villegas, identificó 3 características del sistema político mexicano en el pasado: un presidente muy fuerte, un partido dominante y un sistema electoral que inhibía la competencia. A partir de la década de 1970, agregó, se comenzó a desmantelar este sistema con reformas que dieron paso a una mayor pluralidad y competencia política.

En este sentido, destacó la creación de instituciones autónomas como el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el Banco de México y la instauración de mecanismos de financiamiento público a los partidos, como elementos fundamentales en la construcción de un sistema electoral más justo y equitativo.

Sin embargo, Valdés Zurita advirtió sobre la existencia de riesgos que podrían poner en peligro los avances logrados. En estos riesgos, comentó que en el país coexisten 2 visiones que siempre están compitiendo entre sí: la que busca legitimar a los gobiernos a través de elecciones libres y transparentes, y la que pretende controlar las elecciones para mantener el poder.

Llamó a su conferencia: “Los retos actuales del sistema electoral mexicano: Autocratización y resiliencia”. La dictó en el Teatro Universitario ante alumnos y alumnas de las facultades de Derecho y de Ciencias Políticas y Sociales.

Comentó que desde los 90’s, México tiene un presidencialismo constitucional y políticamente acotado; “ahora tenemos un poder fuerte, pero los partidos que lo rodean no son tan débiles. Hemos tenido alternancia en todos los niveles de gobierno y un sistema de partidos plural y competitivo, pero siempre nos queda la duda sobre el resultado, que es una característica de la democracia”.

Las elecciones, dijo, son un proceso político “y la política implica pasión, siempre hay pasión, mucha pasión, de tal suerte que necesitamos alguien que conduzca esas pasiones para que no se desborden, y el primer ingrediente para que eso no suceda, para que no se desborden las pasiones, es un sistema nacional de organización de las elecciones”.

Dijo también que “la alternancia no es condición de la democracia, pero donde no hay alternancia se puede decir que no hay democracia, de tal suerte que nuestro nivel de alternancia alto (66%) nos ayuda a decir que sí tenemos, que hemos logrado constituir un sistema democrático”.

En este sentido, destacó que el sistema electoral mexicano ha desarrollado resiliencia, porque logró solventar situaciones difíciles sin que intervinieran elementos externos.

Sin embargo, advirtió, hay un proceso de deterioro de la democracia. “Ha sido un proceso consistente el deterioro de la democracia, no solo en México o Latinoamérica, sino en el Mundo. Lamentablemente estamos en una época en la que las democracias no están creciendo, sino decreciendo”.

Además, “en épocas recientes tuvimos una iniciativa de reforma constitucional, que podemos llamar Plan A, que era claramente regresiva de la institucionalidad democrática. Se presentó en abril de 2022 y afortunadamente el Congreso de la Unión no la aprobó”.

El mismo día, continuó, “en que el Congreso rechazó la reforma constitucional regresiva, el poder ejecutivo presentó un Plan B, que era una reforma a leyes electorales también regresiva, que fue impugnada ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien afortunadamente dictaminó que el procedimiento de aprobación de dicha reforma fue anticonstitucional, porque no se respetaron todos los pasos que el legislador tiene que realizar para aprobar reformas a leyes en una materia tan importante como la electoral”.

Ahora, agregó, “hay un Plan C. El pasado 5 de febrero, en el aniversario de la Constitución, el presidente de la República presentó de nuevo un paquete de reformas constitucionales, que en materia electoral está inspirado en el Plan A y busca disminuir las facultades de las instituciones democráticas”.

Un tema que consideró grave en este Plan C, es que “quiere cambiar la forma de elección de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores y volver al viejo sistema, aquel de la antigua Constitución de Cádiz, proponiendo no a la autocalificación, pero sí la elección uninominal en cada uno de los distritos y estados, lo cual le permite al partido mayoritario, al partido del presidente, tener mayoría calificada en la Cámara de Diputados y Senadores y, en consecuencia, poder modificar la Constitución cada vez que ese partido quiera hacerlo sin negociar con la oposición. Ése sería un retroceso democrático muy importante, y eso se está jugando en este proceso electoral”.

Sobre la elección de 2024, por último, dijo que aún no hay nada definido, porque la gente suele cambiar de opinión incluso el mismo día de la jornada electoral. Recordó que, en la elección de 2018, un gran porcentaje de la población (39%) decidió su voto durante la campaña. “Los votantes son volubles, volátiles, cambian”.

Para estas elecciones, Valdés Zurita espera que el sistema electoral funcione, que se instalen las casillas, que haya un correcto funcionamiento del conteo rápido, que funcione el PREP, que participe el 60 o 65% de votantes, que haya equidad en la contienda, certeza en los resultados electorales, y que se fortalezca el pluralismo político y el funcionamiento de la democracia.

“Parece fácil -concluyó-, pero la verdad es que nos ha costado mucho trabajo construir el sistema electoral, que no existía en el sistema hegemónico, donde no había conteo rápido ni PREP y teníamos que esperar una semana para que se hicieran los cómputos. Esto nos ha costado mucho trabajo y tenemos que exigirles a las autoridades electorales que hagan que vuelva a funcionar, que funcione como ha funcionado cada 3 o 6 años, porque es garantía y certeza de los resultados de una elección”.

Espera, sobre todo, que haya alternancias y que las candidatas y candidatos acepten su derrota, lo que sería una muestra más del fortalecimiento de la democracia.

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