El Benfica certificó su clasificación para los Cuartos de Final de la Liga Europa tras imponerse este jueves por 0-1 al Glasgow Rangers, en un encuentro de vuelta de los Octavos de Final que dejó claro que, pese a sus 36 años, el argentino Ángel Di María sigue siendo una estrella.
Si en la primera parte el fideo infundió temor en la grada de Ibrox cada vez que tocó la pelota, en la segunda, con espacios por delante, Di María demostró que sigue teniendo piernas y pulmones suficientes para ser una pesadilla constante al contragolpe.
La fórmula a la que apeló el Benfica para doblegar a un Glasgow Rangers que pese a su empeñó no logró traducir en claras ocasiones de gol el mayor empuje que mostró en la primera parte.
Una circunstancia que llevó a los del belga Philippe Clement, que en la ida lograron un más que esperanzador 2-2 en su visita a Lisboa, a redoblar sus esfuerzos en el segundo tiempo.
Ambición que permitió al Benfica de gozar de muchísimos metros por delante cada vez que logró recuperar el balón, el escenario en el que mejor se mueven jugadores como el brasileño David Meres o el argentino Di María.
De hecho, el internacional argentino pudo abrir a los 61 minutos el marcador para el conjunto luso en una contra conducida por Neres que Ángel Di María culminó con un disparo desde la frontal del área que se estrelló en un defensor.
Un primer aviso al que se sumó 2 minutos más tarde un segundo todavía más peligrosa en otra contra conducida por Di María a la que dio continuidad Neres que logró hacer llegar el balón al danés Casper Tengstedt que no estuvo acertado en el remate.
No falló el equipo encarnado en su siguiente oportunidad, un fulgurante contragolpe en 3 toques en el que Ángel Di María con un preciso toque de cabeza dejó solo a Rafa Silva que resolvió con calidad en el área.
Un gol que en un primer momento no subió al marcador al considerar el árbitro antirreglamentaria la posición de Silva, pero al comprobar las imágenes pudo verse como el atacante del Benfica estaba todavía en su propio campo cuando Di María tocó de cabeza el balón.
Hecho que obligó al colegido a cambiar su decisión y dar validez a un gol (0-1) que dio el triunfo y la eliminatoria a un Benfica en el que brilló con luz propia un Ángel Di María que dejó claro en uno de los escenarios míticos del futbol continental que todavía tiene cuerda para rato.