Por Maestra Ruth Holtz
La psicoterapia como nosotros la concebimos es mucho más que sólo venir a atender una situación crítica que saca de balance tu vida, en un momento dado de tu historia. La psicoterapia se asociaba con las enfermedades mentales dado su origen en la psiquiatría, el psicoanálisis y la psicología. Pero en realidad y conforme hemos crecido emocional, mental y espiritualmente, la búsqueda de respuestas de las personas en su vida ha incluido a la psicoterapia como una alternativa de conocimiento de uno mismo.
Los eventos que producen una crisis en nuestra vida y que traen mucho sufrimiento, nos llevan a cuestionarnos las bases sobre las que asentábamos nuestras creencias, nuestro caminar, nuestra forma de ver la vida y nuestra apertura a sentirla, abrazarla o cerrarnos a ella. Por eso pueden estancar, alterar o incluso enfermar a las personas si no tienen las herramientas para asimilar lo vivido. Esto no es tarea fácil, hay vivencias que es sumamente difícil aceptar, resignar o aprender de ellas y dejar atrás. De todos modos, nada ocurre por casualidad ni de manera puntual como si nos hubiera caído un asteroide, así sin que se pudiera presentir. Todo lo que nos acontece viene de una cadena de sucesos, experiencias, vivencias y hechos pasados que van formando una cadena causal. Aunque algunos eventos en nuestra vida parecieran haber sido impredecibles e impensables, nuestra actitud, nuestra respuesta, nuestras reacciones sí obedecen a nuestra historia, a nuestro carácter formado con una herencia generacional imposible de negar y fundamental para conocer. Pero conforme conocemos más profundamente las raíces de lo que va sucediendo en nuestra vida, aprendemos que no hay nada del todo impredecible ni impensable, o al menos podemos encontrarle un sentido, darle un significado que se inserta en nuestro crecimiento impulsándolo más allá de lo que habíamos imaginado hasta darle peso y densidad a nuestro espíritu, una sensación de plenitud y de madurez, difícil de describir, pero que uno va reconociendo conforme logra “aprender a ver su vida con sabiduría”.
Para quienes se aventuran a una psicoterapia individual profunda, que dure hasta que le den de alta, y no cuando “ya nos sintamos bien” respecto al asunto crítico por el que consultamos, es cuando podemos ir construyendo los pilares de una comprensión de uno mismo cada vez más penetrante, de nuestras motivaciones, de la de otros, de nuestra más profunda búsqueda inconsciente de respuestas y de superación del sufrimiento vivido y reprimido. El poder llegar al hallazgo y la sorpresa de comprender profundamente nuestros patrones inconscientes que habían estado atrás de lo que hemos vivido y sazonando nuestros planes conscientes y “libremente elegidos”. Y finalmente desarrollar una sabiduría de la vida a partir de nuestra propia existencia. Así como podemos leer la definición que nos pone Wikipedia: “La sabiduría es un carácter que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia propia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, lo bueno y lo malo. La sabiduría y la moral se interrelacionan dando como resultado un individuo que actúa con buen juicio”. Si nos ponemos a discernir todo lo que esta definición nos puntualiza, podemos enunciar todas las ventajas de lograr ser sabios acerca de nosotros mismos, de nuestra propia vida interna, de nuestra existencia particular. La psicoterapia da herramientas para lograr algo de este objetivo tan fundamental, pero no es el único camino. Todo en la vida se abre, sabiéndolo ver como un modo de crecimiento y un incremento de nuestra sabiduría.
Reflexionemos sobre la definición de sabiduría anteriormente enunciada. “Es un carácter que se desarrolla” … En la psicoterapia es fundamental pasar del análisis de los síntomas, es decir, “me hicieron”, “me pasó”, “lo que me duele” a “¿será mi forma de ser que me aconteció esto o pude tomarlo de otro modo menos dañino, resignarlo, dejarlo atrás? Aprender de la experiencia vivida y volver esa experiencia parte de un carácter re-formado es lo que nosotros buscamos lograr en la psicoterapia. Y a eso llamamos sabiduría. Y por supuesto cuando somos sabios, discernimos mejor entre el bien y el mal, así como la verdad y por eso nuestra forma de actuar va a ser más “juiciosa, íntegra, madura.
Un proceso de psicoterapia profunda te puede ayudar a cosechar “los frutos de la adversidad” que te darán sabiduría sobre tu vida. Y entonces, ante los problemas de la vida “discernirás” una mejor respuesta.
* Tels. 3 30 72 54/044312 154 19 40 Correo: biopsico@yahoo.com.mx
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.