Después de unas frenéticas últimas horas de viernes, en las que la Presidencia argentina reaccionó con virulencia contra el mandatario español, Pedro Sánchez, en un comunicado de “repudio” por unas declaraciones de su ministro de Transporte y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, contra Javier Milei, Argentina quedó este sábado en calma.
Con el presidente argentino a punto de participar en un importante foro económico en Los Ángeles (Estados Unidos), en cuyos márgenes se reunirá con, entre otros, el multimillonario Elon Musk y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y los demás asuntos de la vida doméstica, la crisis España-Argentina ha quedado relegada a un plano inferior después de que el Gobierno español apelase a los lazos que unen a ambos países.
Todo comenzó este viernes, cuando Puente participó en España en un evento sobre redes sociales, en el que dijo que había visto al libertario efectuar unas fuertes declaraciones en campaña electoral “cuando salió no sé en qué estado y previa a la ingesta o después de la ingesta de qué sustancias”, sin dar más detalles.
Sus manifestaciones provocaron un comunicado de “repudio” de la Oficina del Presidente, que aprovechó para atacar a Sánchez: “Tiene problemas más importantes de los que ocuparse, como las acusaciones de corrupción que caen sobre su esposa (Begoña Gómez), asunto que lo llevó incluso a evaluar su renuncia”.
“Por el bien del Reino de España, esperamos que la justicia actúe con celeridad para esclarecer semejante escándalo de corrupción que afecta directamente la estabilidad de su Nación y, por consiguiente, las relaciones con nuestro país”, continuaba el texto.
También dijo que el socialista “ha puesto en peligro la unidad del Reino, pactando con separatistas y llevando a la disolución de España; ha puesto en riesgo a las mujeres españolas permitiendo la inmigración ilegal de quienes atentan contra su integridad física; y ha puesto en peligro a la clase media con sus políticas socialistas que solo traen pobreza y muerte”.
El Gobierno español, mediante su Ministerio de Asuntos Exteriores, rechazó “rotundamente” el texto y calificó los términos de “infundados”, porque no se corresponden “con las relaciones de dos países y pueblos hermanos”.