Las fuerzas rusas prosiguen su ofensiva en el nuevo frente que abrieron el viernes al traspasar la frontera en la región nororiental ucraniana de Járkov, donde Kiev informó de ataques constantes rusos y contraataques ucranianos, y Moscú dijo haber mejorado sus posiciones en dirección a la capital provincial y a la ciudad de Vovchansk.
“En la zona de Járkov, el enemigo no detiene sus acciones ofensivas. Hasta las 14:00 (hora local, 11:00 GMT) del lunes había lanzado 11 ataques”, informó el Estado Mayor ucraniano en un parte que reconoce progresos “parciales” rusos en los alrededores de la localidad de Lukiantsi.
El Ejército ucraniano también explicó que ha reforzado su presencia en la zona con tropas de reserva y armamento adicional.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso dijo hoy haber mejorado sus posiciones en las inmediaciones de Vovchansk, que antes de la guerra tenía 20 mil habitantes y es la localidad más importante de la zona fronteriza, y también en los alrededores de varios pueblos que se encuentran en el camino hacia Járkov, la urbe que es capital de la región homónima.
Fuentes no oficiales ucranianas como el influyente canal militar de Telegram ucraniano han informado de la toma desde el viernes por parte de Rusia de una decena de pequeños municipios situados entre la frontera y Vovchansk y en el otro eje de la zona en el que ataca, que conduce en la línea recta a la urbe de Járkov.
Ambos bandos hablan de bajas masivas del enemigo en las intensas hostilidades que se producen junto a la frontera.
En su discurso a la nación de anoche, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reconoció que los combates habían llegado a algunos pueblos del lado ucraniano de la frontera, y calificó la situación en el norte de la región de Járkov de “extremadamente difícil”.
Zelenski dijo que Rusia busca dispersar a las fuerzas ucranianas con la apertura de este nuevo frente y obligarlas a descuidar otros teatros de operaciones.
En Moscú explican la ofensiva transfronteriza sobre Járkov en la necesidad de reconquistar en la zona algunos de los territorios que ya cayeron en manos rusas a principios de la invasión, para reducir el fuego de artillería ucraniano contra la región fronteriza rusa de Bélgorod, donde 15 personas murieron el domingo en un ataque ucraniano que alcanzó una vivienda.
Rusia lleva meses intentando recuperar posiciones en Járkov para reducir los ataques de la artillería ucraniana contra la región fronteriza de Bélgorod, donde 15 personas murieron el domingo en un ataque enemigo contra un edificio de viviendas en la capital homónima.
Alarma en Ucrania
La activación en estos últimos tres días de un nuevo frente en el norte de Járkov es motivo de alarma en Ucrania, aunque el presidente Zelenski y otros portavoces oficiales han advertido de que Rusia intenta crear pánico magnificando la envergadura de su ofensiva.
En una carta enviada a Zelenski, el diputado opositor Oleksí Goncharenko ha pedido al jefe del Estado que tome los pasos necesarios para pedir a los países aliados que envíen tropas a Ucrania.
“Dada la difícil situación en el frente, en particular en la región de Járkov, no podemos perder tiempo”, dijo Goncharenko sobre su iniciativa.
El diputado del partido del expresidente Petró Poroshenko recordó que el presidente francés, Emmanuel Macron, mostró su disponibilidad a enviar tropas a Ucrania si recibía una petición formal de Kiev en este sentido.
Ante las informaciones aparecidas en redes sociales de que Ucrania no había construido fortificaciones defensivas entre la frontera con Rusia y la ciudad de Vovchansk, la administración militar regional ha aclarado que sí se construyeron fortificaciones, aunque de una densidad menor que en otras zonas debido al constante fuego de artillería ruso.
Ucrania lleva meses perdiendo terreno en el frente de la región oriental de Donetsk, debido sobre todo a sus carencias en sistemas de artillería y munición. Kiev confía en poder estabilizar ese frente gracias a la llegada de la nueva ayuda militar aprobada por Estados Unidos el mes pasado. La apertura de una nueva zona de hostilidades en el norte de Járkov supone un nuevo reto para el Ejército ucraniano.