Un grupo de manifestantes se concentró en Lima para reclamar la derogación de un decreto del Ministerio de Salud de Perú, que incluye la transexualidad y el travestismo como una enfermedad mental.
“Definitivamente esta medida del Estado es indignante y completamente degradante para toda la población trans del país”, dijo a EFE la directora de Féminas Perú, Leila Huertas.
El pasado 10 de mayo, el Ministerio de Salud peruano publicó la actualización del Plan Esencial de Aseguramiento en Salud (PEAS) en el que se incluyó el “transexualismo, el transvestismo de rol dual y el trastorno de la identidad de género en la niñez” como enfermedades de salud mental, lo que ha provocado la reacción de activistas y algunas voces políticas.
El grupo de personas portaba carteles que rezaban frases como “La transfobia mata”, “Nada que curar ser trans no es una enfermedad mental”, “Mi vida es libertad no un trastorno” y “Nada que curar”, entre otros.
“Este decreto nos expone a la violencia de la sociedad y de las armas legales. El Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) viene apelando desde 2018 para poder llevar a cabo un bloqueo legal para el acceso al derecho de la identidad, lo que ha hecho ahora el Ministerio de Salud es darle una herramienta más para evitar que tengamos este derecho”, añadió Huertas.
Con los colores de la bandera del colectivo trans, rosa, blanco y celeste, y del colectivo LGTBI, los manifestantes acudieron tras la convocatoria de organizaciones como Amnistía Internacional y otras asociaciones de derechos.
“Esto no es reciente, es una estrategia de esos grupos conservadores y antiderechos que están en el Estado y gobiernan junto con la corrupción a cambio de favores como éste, ya que quieren políticas que nos exterminen o que busquen nuestra desaparición del espacio legal del país”, concluyó la directora de Féminas Perú.
Por su parte, el excongresista Alberto de Belaúnde sostuvo a EFE que acudió al plantón frente al ministerio por estar indignado y sorprendido, puesto que, según sus palabras, mientras la región y el mundo avanzan en prohibir terapias de conversión y en el conocimiento de derechos, en Perú surge esta norma que “estigmatiza a la población LGTB, patologizando a las personas trans”.
Belaúnde expresó además que este decreto humilla a las personas transexuales al no reconocer sus derechos y que además legitima y ofrece un marco conceptual a los grupos que van en contra de este colectivo.