Las Fuerzas Armadas de Bolivia controlan desde este miércoles algunas de las estaciones de venta de combustibles con el fin de frenar el desvío de diésel y gasolina para el contrabando en los países vecinos, mientras continúan las protestas sociales por la falta de dólares y por el incremento de los costos de los alimentos.
Las estaciones de servicio en las principales ciudades del país cuentan desde esta madrugada con la vigilancia de varios militares, mientras se efectúa la venta regular de combustibles y sin las filas que hubo hace algunos días.
“Ha habido un despliegue de militares para que puedan ayudar en el control de algunas gasolineras”, confirmó el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes.
El viceministro señaló que esa presencia es para hacer el “control” a los carros cisterna que trasladan combustibles y a los compradores, de forma que no hagan un “carguío adicional” de diésel o gasolina para la reventa.
El costo del litro de diésel y gasolina en Bolivia es de 3.7 bolivianos (0.54 dólares), menor al de los países vecinos, por lo que hay quienes aprovechan para revender esos combustibles en las fronteras y obtener algunas ganancias.
En la víspera, el presidente boliviano, Luis Arce, indicó que la “especulación” y los “intereses políticos personales” ocasionaron problemas en la distribución normal de diésel y gasolina, junto al incremento de productos como el tomate, cebolla y arroz.
El mandatario dispuso que se refuercen los controles en los puntos de frontera hacia Argentina y Perú para evitar el contrabando de alimentos de Bolivia hacia esos países, además comprometió “todo el empeño” del Gobierno “para garantizar el poder adquisitivo de la población.