Dos años después de la muerte de más de 50 prisioneros de guerra ucranianos en Olenivka, Ucrania exige respuestas y denuncia los malos tratos a los miles de soldados en cautiverio, mientras Rusia continúa bloqueando una investigación independiente.
“Rusia asesinó al menos a 53 de nuestros chicos. Casi todos los 120 heridos siguen estando prisioneros”, destacó Irina Novosiadlo, de la asociación de sus familiares, durante uno de los actos conmemorativos.
Novosiadlo recordó que 193 soldados, todos ellos del batallón Azov, fueron transferidos a un barracón separado en la colonia penal de Olenivka, bajo control ruso en Donetsk (este), el día anterior al desastre.
Estos soldados, junto con varios centenares de otras unidades, se habían rendido después de meses de asedio contra la ciudad de Mariúpol (sureste), creyendo que se les trataría de acuerdo con el derecho internacional y se les canjearía por prisioneros de guerra rusos.
“Creíamos que estábamos a punto de ser intercambiados. En lugar de ello, nos despertaron por la noche las explosiones”, citó Novosiadlo el testimonio de un sobreviviente ante varios centenares de asistentes que acudieron al acto para exigir que Rusia rinda cuentas y libere a los prisioneros de guerra.
Investigación bloqueada
Aunque la mayoría de las víctimas mortales perecieron a consecuencia de las explosiones y el incendio posterior, al menos 8 murieron tras serles negada una atención médica adecuada por la administración del centro, según ha documentado la ONG ucraniana Iniciativa de Medios por los Derechos Humanos.
“Encontrar a los perpetradores y llevarles ante la justicia es un gran reto para el sistema internacional de justicia”, destacó la coalición de ONG ucranianas 5AM, de la que forma parte la Iniciativa.
“Las autoridades de la Federación Rusa tomaron medidas que obstaculizaron los intentos de determinar los hechos sobre las explosiones en Olenivka de forma independiente”, recordó por su parte la semana pasada la oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
A pesar de que Rusia denegó el acceso a Olenivka a la comisión de investigación de la ONU, ésta logró desmentir la alegación de Moscú de que la habían provocado misiles HIMARS ucranianos.
Por el contrario, determinó que probablemente impactó en el barracón un proyectil procedente del este, de territorio bajo control ruso.
El defensor del pueblo ucraniano, Dmitró Lubinets, pidió este lunes a la ONU y al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que “cumplan su mandato” e investiguen la masacre.
Temor por los supervivientes
Ninguno de los supervivientes ni de los 900 prisioneros de guerra de Azov en cautiverio ruso han sido canjeados en los últimos 14 meses.
Los ucranianos están gravemente preocupados por el trato que están recibiendo, pues se han documentado al menos 110 casos de muertes de prisioneros de guerra ucranianos en cautiverio ruso.
“Pronto no quedará nadie por canjear”, rezaba una pancarta sostenida en el acto por Jristina, de 27 años y esposa de un soldado.
Haciéndose eco de las palabras del comandante de Azov, Denis Prokopenko, pidió a la comunidad internacional “usar todas las herramientas disponibles para presionar a Rusia de forma que nuestra gente regrese viva y no al borde de la muerte por las torturas”.
“Las autoridades rusas siguen sometiendo a los prisioneros de guerra a unas condiciones de detención deplorables, les privan de atención médica y permiten poco o ningún contacto con la familia y el Mundo exterior”, señala la oficina de Derechos Humanos de la ONU.
Sin intercambios
Varios familiares recibieron llamadas de cautivos de forma inesperada hace unos días, así como vídeos en los que los prisioneros explicaban que no podían entender por qué no se les incluía en los canjes.
“Vi a mi marido por primera vez en 26 meses. Solo duró un minuto, pero entendí que está aguantando y que cree en Ucrania, que no ha sido olvidado”, explicó Maria Alekseevich.
Este domingo, el vicecomandante de Azov, Sviatoslav Palamar, urgió al Gobierno ucraniano a incluir a los cautivos de Azov en los próximos intercambios.
La institución gubernamental a cargo de los canjes de prisioneros declaró a EFE que Rusia está intentando crear un conflicto interno tratando de convencer a los familiares de prisioneros de guerra de que Kiev está bloqueando de forma deliberada su regreso.