“Supersatisfecha” con su actuación se declaró la saltadora Valeria Antolino, que representó a España en París con un octavo puesto en la final de salto de trampolín de 3 metros, lo que le dio un diploma que compartió tanto con el país donde vive desde los 13 años, como con el de nacimiento, Venezuela.
En el Centro Acuático Olímpico de Saint-Denis, Antolino compitió con las uñas pintadas de los colores de la bandera de España y de la de Venezuela para obtener una puntuación total de 292.95.
“Tengo el corazón mitad y mitad”, aseguró en declaraciones a la prensa tras la final, ya que algo más de la mitad de su familia permanece en el país latinoamericano, pero ella, por la difícil situación en Venezuela, lleva ya 8 años viviendo en Madrid.
“Representar a España para mí también es mucho amor”, subrayó, ya que además de residir allí, su abuela era española y ella tiene pasaporte del país europeo desde que nació, al igual que el italiano, que obtuvo por parte del abuelo del que heredó el apellido Antolino.
Doble medallista de Oro en los Europeos celebrados el pasado mes de junio en Belgrado, el mero paso a la ronda final ya era un logro para ella, dado el dado el nivel de las rivales y, sobre todo, debido a que en los últimos años dio prioridad a la plataforma de 10 metros.
“Estos 2 últimos años me he enfocado en plataforma, que es lo mío”, incidió, aunque anteriormente en su carrera sí había apostado por el trampolín.
Los 2 primeros saltos que hizo en esta final, de hecho, llevaba entrenándolos tan solo un mes, y ambos le dieron una más que aceptable puntuación 60 y 60.45 puntos respectivamente, lo que supuso la segunda y tercera mejor nota de entre sus 5 saltos por las medallas.
Para el futuro, a Antolino le gustaría seguir haciendo las 2 cosas, aunque centrada un poco más en la plataforma como le aconseja su entrenador Arturo Miranda.
“Yo creo que, si me enfoco bastante en plataforma y algunos días hago trampolín, yo creo que las 2 cosas las voy a seguir llevando adelante”, explicó.
