La erupción volcánica producida el viernes 22 en la península de Reykjanes, Islandia, creó una columna de dióxido de azufre que se ha desplazado hacia Europa, aunque las concentraciones de este compuesto no alcanzan el umbral de exposición recomendado en la Unión Europea, según el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copérnico (CAMS).
Esta es la sexta erupción volcánica en la península de Reykjanes, situada al suroeste de Islandia, en este año.
El científico principal del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copérnico (CAMS) Mark Parrington, explica que esta zona “ha experimentado un aumento de la actividad volcánica y de las erupciones, lo que ha provocado la emisión de grandes columnas de dióxido de azufre”.
Según el CAMS, las previsiones de dióxido de azufre en la atmósfera indican que el 23 de agosto una columna de dióxido de azufre (SO2) atravesó el Atlántico Norte y alcanzó el noroeste de Europa un día después, desde donde se ha desplazado hacia el este durante los días siguientes.
Las observaciones satelitales exponen que la mayor concentración de dióxido de azufre se sitúa entre 5 y 8 kilómetros en la atmósfera; sin embargo, los sitios de medición de superficie indican que también hay grandes concentraciones de este compuesto (20 μg/m3) a nivel de suelo.
A pesar de ello, las concentraciones de SO2 se encuentran por debajo del umbral de exposición recomendado en la Unión Europea (350 μg/m 3), establecido en las normas de calidad del aire de la UE, y “no se espera que tenga impactos importantes en la calidad del aire ni en la salud”.
Aun así, Mark Parrington recalca la importancia de documentar y hacer un seguimiento de cada episodio, aunque no tenga un impacto “significativo”.
Estos pronósticos están realizados suponiendo una altura de inyección inicial de 5 kilómetros y se basan en el Sistema Integrado de Predicciones (ISF) del Centro Europeo de Predicciones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF). Sin embargo, el CAMS no ha aportado información sobre las posibles cenizas volcánicas, ya que esos datos son responsabilidad de los Centros de Avisos de Cenizas Volcánicas (VAAC).