El estado de Colima sigue registrado un preocupante incremento en los casos de dengue, una enfermedad transmitida por la picadura de un mosquito, que puede provocar desde síntomas leves hasta cuadros graves que ponen en riesgo la vida.
Ante ese panorama alarmante, resulta imperativo que tanto las autoridades como la ciudadanía sigan aplicando medidas preventivas de manera urgente para frenar esa proliferación.
El dengue no es un problema nuevo para nuestra región; sin embargo, las cifras actuales superan con creces los pronósticos, lo que refleja la insuficiencia de las acciones implementadas hasta ahora.
Los esfuerzos de fumigación y control del vector, si bien necesarios, no han sido suficientes para contener la crisis sanitaria. Las lluvias recientes y las condiciones climáticas propias de la temporada han propiciado un ambiente ideal para la reproducción del mosquito, pero esto no puede ser excusa para la falta de una respuesta más contundente.
Es vital que las autoridades de salud refuercen las campañas de concientización, recordando a la población la importancia de eliminar criaderos, como recipientes con agua estancada, que son el hogar perfecto para el mosquito.
Al mismo tiempo, los ciudadanos deben asumir un rol activo, entendiendo que la prevención del dengue no es solo responsabilidad gubernamental. Si bien es cierto que el Estado debe garantizar fumigaciones eficaces y la disponibilidad de servicios de salud, también lo es que cada hogar tiene el deber de colaborar en la erradicación de posibles focos de infección.
No podemos ignorar, además, que este aumento de casos de dengue agrava aún más la situación del sistema de salud pública, que ya enfrenta presiones por otras enfermedades.