Vie. Nov 22nd, 2024

EDITORIAL: Oportunos simulacros

El 19 de septiembre es una fecha que, año con año, se convierte en un recordatorio imborrable en la memoria colectiva de México. Dos terremotos devastadores, en 1985 y 2017, coincidieron en ese día, marcando para siempre la historia del país.

Es por esto que cada 19 de septiembre se realizan simulacros de sismos en todo el territorio nacional, no solo como una conmemoración, sino como un ejercicio vital de prevención y conciencia en torno a la protección civil.

Ayer, miles de instituciones, oficinas, escuelas y hogares participaron en un nuevo simulacro, ensayando lo que sería la respuesta ante un sismo de gran magnitud. Sin embargo, la pregunta que debemos plantearnos es: ¿Por qué son tan importantes estos ejercicios?

Primero, los simulacros nos preparan para lo inesperado. Los sismos son fenómenos impredecibles; a diferencia de otras catástrofes naturales, no avisan ni ofrecen señales claras de alerta. Por ello, la capacidad de reacción rápida y organizada puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Practicar rutas de evacuación, saber dónde ubicarse y cómo protegerse minimiza los riesgos ante un temblor real.

En segundo lugar, esos ejercicios fomentan la cultura de la prevención. En un país con alta actividad sísmica como México, es fundamental que la ciudadanía conozca los protocolos adecuados para actuar en una emergencia. No basta con recibir información; es necesario internalizarla y llevarla a la práctica para que, en el momento crítico, las decisiones sean automáticas y precisas.

La participación de la sociedad en esos simulacros también contribuye a fortalecer la coordinación entre autoridades y ciudadanos. Protección Civil desempeña un papel esencial al liderar y organizar esos ejercicios, pero su efectividad depende del compromiso colectivo. Todos somos parte del sistema de respuesta ante desastres, desde el más alto funcionario hasta el ciudadano común.

Por último, esos simulacros nos permiten evaluar y mejorar los sistemas de emergencia. Es durante esos ensayos que se identifican las fallas y se optimizan los procedimientos, asegurando que cuando la naturaleza nos ponga a prueba, estemos mejor preparados.

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